IMAGEN ES PERCEPCIÓN

El protocolo del suceso más seguido de la historia

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El epílogo de un destino real, que frente a una tumba se sella y al mismo tiempo se disuelve. Cerrando el círculo de un protocolo ceremonial, en el que nada se ha dejado al azar. La Operación “Puente de Londres” ha terminado. Este plan que se remonta a los años sesenta y especificaba paso a paso lo que debía suceder un minuto después de la muerte de la reina Isabel II. Incluía detalles que la reina deseaba que se agregaran de cómo debía proceder la familia real, las instituciones, el cuerpo diplomático, las fuerzas armadas e incluso la BBC. Ahora quedaron desvelados todos los pormenores, desde el momento en que la primera ministra fue alertada por una llamada telefónica de un funcionario que le dijo: “El Puente de Londres ha caído”, hasta el instante en que la reina fue ubicada en su morada eterna.

' Al final todo fue perfecto, sin un solo error. La Casa Real británica no dejó nada al azar para darle su último adiós a la reina.

Brenda Sanchinelli

Este funeral de Estado fue el evento más visto de la historia. Se calcula que cerca de 4.500 millones fueron los espectadores conectados en el mundo, para seguir paso a paso una ceremonia conmovedora e inolvidable. Fue el evento más impresionante en los anales británicos, cargado de muchísimo protocolo y ceremonial, además de la mayor operación de seguridad que ha visto Londres, por la visita de más de los 500 jefes de Estado que asistieron.

Luego de las actividades, procesiones y ceremonias por 10 días, Isabel II se despidió de Londres, de su reino y del mundo a paso lento. Como lo fue su andar por esta vida durante 96 años y su largo reinado durante 70. Su pueblo necesitaba ese tiempo para decir adiós a esa excepcional monarca, que era un pilar para el Reino Unido. En las palabras de despedida de la BBC dijeron una frase muy profunda: “Entra en la historia, después de hacer historia”.

Es impresionante la organización militar desplegada para los desfiles, que ha implicado largas horas de ensayos. Los coloridos uniformes de las diferentes líneas militares de ese gran ejército, portados con una dignidad que pone los pelos de punta. Marchando con una sincronización absoluta y precisa. La participación de los hermosos caballos de la reina. El ataúd de Isabel II envuelto en el estandarte real, sobre este el cetro y el globo terráqueo, así como una corona de flores compuesta por plantas ensambladas de los jardines del Palacio de Buckingham, Clarence House y Highgrove House.

La imagen de los cuatro hijos de la reina, caminando atrás del ataúd de su madre, con la cabeza inclinada. El sonido de las marchas fúnebres escogidas por la misma Isabel II, así como el dulce sonido de las gaitas y los tambores que, a su paso por las calles, conmovían el corazón de los miles de espectadores que no podían contener las lágrimas, y en absoluto silencio clamaban su admiración y agradecimiento a la reina.

Finalmente, en la abadía donde la reina se casó y fue coronada, se ofreció un servicio religioso. Y después la corona del Estado Imperial, el globo y el cetro fueron retirados de su lugar en su ataúd por el joyero de la Corona, y serán devueltos a la Torre de Londres, siendo este uno de los momentos simbólicamente más importantes de toda la ceremonia. Luego de romper la vara de madera que simboliza el fin de su reinado, fue despedida, mientras descendía su féretro a la bóveda real, con un conmovedor lamento del sonido de la gaita que la despertaba cada mañana.

Al final todo fue perfecto, sin un solo error. La Casa Real Británica no dejó nada al azar para darle su último adiós a la reina. Un funeral que, aunque estuvo en sintonía con el siglo XXI, no traspasó las tradiciones, ceremonias y simbolismos que vienen de siglos atrás, que hacen de la monarquía británica un baluarte para el mundo entero, porque nos remonta al pasado, en el presente.

ESCRITO POR:

Brenda Sanchinelli

MSc. en Relaciones Internacionales e Imagen Pública. Periodista, experta en Etiqueta. Dama de la Estrella de Italia. Foodie, apasionada por la buena mesa, compartiendo mis experiencias en las redes.