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“Me faltaba el aire, pensé que ahí me iba a quedar”: Familiares de víctimas relatan cómo ocurrió la tragedia en Xela

Parientes comienzan a despedir a seres queridos que murieron en estampida humana, y mujer y su sobrino son velados en caserío de Quetzaltenango.

Los cuerpos de Matilde y Pedro son velados este viernes 16 de septiembre en Quetzaltenango. (Foto Prensa Libre: Mynor Toc)

Los cuerpos de Matilde y Pedro son velados este viernes 16 de septiembre en Quetzaltenango. (Foto Prensa Libre: Mynor Toc)

El velatorio de Matilde Saquic Renoj, de 38 años, y de su sobrino, Pedro Abraham Ramírez Saquic, 13, víctimas de la estampida humana que dejó nueve muertos luego de un concierto musical, el miércoles último, en Quetzaltenango, se lleva a cabo en el cantón Chichihuitán, a 20 minutos de la cabecera departamental.

Los ataúdes con los restos de ambas víctimas fueron colocados uno a la par del otro, a mitad de la pequeña sala de la familia Saquic Renoj, ubicada en lo alto de una loma hasta la cual decenas de vecinos se hicieron presentes para ofrecer sus condolencias.

“Siempre los recordaremos con cariño. Ella era una mujer trabajadora y responsable. El niño, un buen patojo y uno de los nietos más grandes de la familia”, expresó María Saquic.

María Autuy, vecina de la familia, contó que Matilde era quien tenía a cargo los gastos de sus padres, adultos mayores, quienes lloraban desconsolados ante la caja de madera dorada que contenía los restos de su hija.

“Sin duda, perder a un ser querido es difícil, pero es terrible perder a una hija y un nieto. Nadie tiene la vida comprada en estos tiempos”, comentó Víctor López, otro vecino.

Familia acudió a concierto

María Saquic, hermana y tía de las víctimas, refirió que ese miércoles seis integrantes de su familia, incluida ella, viajaron a Xela para presenciar el concierto musical en conmemoración de la Independencia.

Considera que fue un milagro el que haya salida con vida de ese lugar.

“Nosotros veníamos tranquilamente, en fila, uno detrás del otro. Ellos —Matilde y Pedro— eran los últimos, cuando la gente se nos vino encima y quedamos debajo. Me faltaba el aire, pensé que ahí me iba a quedar, pues mis pies quedaron prensados. Desde muy lejos decía: Diosito ayúdame”.

Saquic logró salir de la avalancha humana y reunirse con su hija y su prima, pero no lograron localizar a sus demás familiares.

“No tuvimos ayuda, no había bomberos ni policía. A lo lejos decían ‘deténganse, hay niños’, pero la gente se pasaba encima de todos. No entendemos qué pasó; unos dicen que hubo disparos”, relató.

Cuando recobraron la calma y se reencontraron con sus parientes, comenzó la angustia por buscar a Matilde y Pedro, pero luego de varios minutos llegó la fatal noticia: ambos se encontraban entre los cadáveres.

“Teníamos planes. Mi hermana tenía planeado asistir —este 16 de septiembre— al concierto de Calibre 50, sin imaginar que terminaría su vida allá”, prosiguió.

Aseguró que miles de personas ingresaron al concierto y recordó que permitieron el ingreso de niños, lo cual, a su criterio, la empresa organizadora no debió hacer.

Con relación a los cuerpos de socorro, la sobreviviente explicó que los que llegaron no fueron suficientes para ayudar a los heridos.

“Las pocas ambulancias que estaban tenían cerradas las puertas, no había nadie a quien pedir ayuda”, comentó.

Saquic responsabilizó de la tragedia a la empresa que organizó el festival musical. “Había una sola entrada y todos queríamos salir por ese lugar”, recordó.

Matilde y su sobrino serán sepultados este sábado 17 de septiembre en horas de la mañana en el cementerio de localidad.

ESCRITO POR:

Mynor Toc

Mynor Toc

Periodista de Prensa Libre y Guatevisión con 26 años de ejercicio periodístico especializado en periodismo comunitario, seguridad, justicia y política. Becario de KOICA y el Reuters Institute en periodismo digital.