Cuando decidió en agosto que finalmente se quedaría en el Paris Saint Germain tras un largo culebrón de negociaciones y contranegociaciones, Mpappé dice que llamó personalmente al presidente Florentino Pérez -“tenemos una gran relación”, puntualiza- para darle la noticia.
Pero durante esa larga negociación hubo otra llamada que le sorprendió más, la del propio presidente francés Emmanuel Macron: “Me dijo que quería que me quedase (en el PSG), ´eres muy importante para el país y la gente estará feliz si te quedas´ (…) ¡Nunca imaginé que hablaría con el presidente sobre mi futuro y mi carrera!”, señala.
Aun así, parece no cerrar la puerta al Real Madrid con una frase ambigua: “Nunca sabes lo que va a suceder“.
Con respecto a su estatus de megaestrella en el PSG, Mbappé señala que no tiene ninguna intención de imponer entrenadores o de decidir “a qué jugadores se llama”, porque tiene muy claro su papel: “Solo soy un jugador, por supuesto un jugador importante, pero no quiero ser más que eso“.
Reconoce que aspira a ganar el Balón de Oro y que está “cerca de conseguirlo”, un sueño que tiene desde que desde niño veía ese galardón repartido entre Ronaldo y Messi, y cita también entre sus ambiciones ganar tanto el Mundial con Francia como la Champions League, un trofeo que se le escapó de las manos en dos ocasiones.
Por último, y en un terreno más personal, Mbappé dice que lo único que lamenta de su vida es haber “crecido demasiado rápido” y que con 16 años, jugando ya como profesional, se le exigía lo que se le exige a un deportista de 30 años: “Ver vídeos (de partidos), ir al gimnasio y vigilar lo que comes”.
“Yo era solo un crío. Todo lo que quería era jugar a la Play Station al acabar el partido“, dice.
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