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Fusilamiento de J. J. Rodil en Huehuetenango
El libro de Rubén Rivas Alvarado Memorias y recuerdos de Huehuetenango 1906-1920, cuya edición estuvo a mi cargo, es un relato agradable de la vida en provincia en el período analizado.
' Se relatan los festejos de Minerva en Huehuetenango promovidos por el presidente Manuel Estrada Cabrera.
José Molina Calderón
Don Rubén indica que la culminación de las Fiestas de Concepción, en diciembre, era el alegrísimo y tradicional rezado, y señala que en todas esas fechas la diversión eran los toritos, unos armatostes formados con petates y cuernos de res, y la parte frontal superior, y su respectiva cola por detrás. También describe cómo eran los velorios en la época.
Hace referencia a lo que él llama el “Golpe de los Coroneles”, y lo sitúa en 1926, aun cuando fue en 1929, en la época del presidente general Lázaro Chacón.
Al llegar al año 1914, don Rubén fue baja en la escuela preparatoria y causó alta en el tercer grado elemental, utilizando en esa expresión un lenguaje militar. Es llamativa la memoria del autor al citar a un gran número de compañeros de ese tercer grado, varios de los cuales ocuparon cargos importantes y fueron destacados profesionales.
Relata los festejos de Minerva en Huehuetenango, promovidos por el presidente Manuel Estrada Cabrera.
También en 1914 recuerda la hecatombe internacional que se desarrollaba por “las Europas”. Había en el cuartel un chiquillo que tocaba corneta. Se llamaba Pablito. Se entusiasmaba oyendo esos relatos y habría querido tomar parte en esos combates, sin imaginarse que al año siguiente iba a estar en campos de batalla en su propio suelo.
En marzo de 1915, don Rubén relata que su padre fue enviado a Aguacatán como comandante local y comisionado político, y hace un bonito relato alrededor del río San Juan. En el mes de septiembre, su padre fue comisionado para recorrer casi toda la frontera con México, porque se rumoraba que algo iba a pasar. Indica que más adelante se enteraron de una invasión de exiliados guatemaltecos que revolucionaban contra el gobierno del presidente Manuel Estrada Cabrera. A finales de octubre del mismo año, su padre fue trasladado a la cabecera departamental como segundo jefe de la caballería, y don Rubén relata que poco a poco se fue enterando de los sucesos; y toda la ciudad era una fortaleza armada.
Recuerda que pocos días antes habían fusilado, precisamente en las paredes frontales de El Calvario de Huehuetenango, a Juan José Rodil, juntamente con dos campesinos, señalado de estar complotando contra el presidente Estrada Cabrera.
Agrega que este infortunado señor había sido herido en una pierna y que, al no poder huir, fue capturado y por cordillera llevado a la cabecera, donde fue juzgado y sentenciado sumariamente.
Don Rubén atribuye a Juan José Rodil Cabrera el atentado de la bomba contra el presidente Estrada Cabrera en 1908. Sin embargo, fue su hermano Baltasar Rodil Cabrera, ingeniero eléctrico, quien fabricó la bomba que se le colocó al presidente sin éxito, y murió junto con los otros tres coautores del atentado, disparándose en la cabeza, simultáneamente uno al otro. Los dos hermanos Rodil Cabrera murieron trágicamente siendo presidente Manuel Estrada Cabrera. Medio siglo después, la familia acudió al lugar del fusilamiento de Juan José, en El Calvario, en Huehuetenango, para un homenaje de familia. En las paredes de la iglesia quedaron marcados los disparos.
El hijo del personaje fusilado, el abogado Carlos Rodil Machado, hace un relato cincuenta años después del fusilamiento, y dice: Uno de los cuatro hombres me alzó un día en sus brazos, se despidió de mí con un beso en la frente.