El transporte de carga o pesado moviliza la economía. Desde alimentos, ropa maquinaria, materiales de construcción hasta vehículos nuevos son llevados por estos enormes vehículos de un punto a otro.
Un equipo de Prensa Libre acompañó a un conductor de estos camiones para corroborar cómo desarrollan su función y constató las durísimas condiciones a las que se enfrentan y que hacen de Guatemala uno de los peores países para manejar tráiler.
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Rutas en mal estado
Si hubiera un ranquin del estado de las carreteras, seguro Guatemala ocuparía uno de los últimos lugares. Multimillonarias asignaciones por años al Ministerio de Comunicaciones Infraestructura y Vivienda (CIV) no se han traducido en mejoras en la red vial.
Asimismo, los ofrecimientos de ampliaciones a cuatro carriles de rutas como la CA-2 occidente o la carretera al Atlántico se han quedado en promesas, bien sea por la lentitud de los procesos burocráticos o por la corrupción.
“Por salir de un agujero se cae en otro”, señalan los conductores. Los empresarios dicen que esto genera daños en los vehículos y aumenta el costo de los productos.
El mal estado de la red vial es la culpable, en algunas ocasiones, de los accidentes de tránsito. Aparte de los agujeros, que en algunas carreteras no se pueden esquivar, muchas vías no están señalizadas lo cual las convierte en extremo peligrosas.
Carlos Cabrera, piloto con 29 años de experiencia.
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Inseguridad
De todos los problemas, uno de los que más aflige a los conductores del transporte pesado es la inseguridad, puesto que acá su vida corre peligro.
En muchas ocasiones los delincuentes secuestran las unidades con todo y piloto y lo liberan hasta horas después. Esta modalidad ha disminuido con los años desde que los empresarios del transporte optaron por colocar geo localizadores y sistemas de GPS en las unidades, pero esto dio paso a los asaltos a los pilotos.
Como estos camiones no pueden circular a cualquier hora en ciertos municipios los conductores tienen que esperar horas a orillas de la carretera, momentos que son aprovechados por los delincuentes que en motocicleta llegan y les roban sus pertenencias. A más de alguno han herido o golpeado.
Entre las carreteras más peligrosas están: la ruta antigua a Escuintla, la CA2 oriente, la carretera al Atlántico, después de Los Amates, Izabal y ciertos tramos de la carretera a Petén.
Carlos Cabrera.
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Menos ingresos
Los ingresos económicos es otra de las quejas. La mayoría de los conductores tienen el salario mínimo de base y ganan aproximadamente Q500 por viaje. Los ingresos mensuales han disminuido porque esta comisión no aumenta y, debido a la proliferación de vehículos ahora hacen menos viajes.
Para no afectar los ingresos familiares, deben sacrificar su comodidad e incluso su salud puesto que deciden quedarse a dormir dentro de las cabinas de los tráileres y buscar la comida más económica, aunque no conocen si ha sido preparada higiénicamente.
Los pilotos narraron que varios de ellos se han enfermado y les ha tocado sufrir solos dentro de la cabina del tráiler sus dolores y aflicciones. Hace poco, relataron, había un piloto salvadoreño que se quejaba del dolor y al día siguiente amaneció muerto.
Los empresarios del transporte reconocen que ahora los pilotos hacen menos viajes, pero aseguran que es porque los múltiples problemas en las rutas hacen que el movilizarse sea muy lento.
Raúl de la Cruz, piloto.
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Clima impredecible
El clima es otra de las cruces con las que deben cargar quienes se dedican a manejar unidades del transporte de carga.
Las lluvias son impredecibles y en ciertas regiones del país tan intensas que impiden la visibilidad y si se transita en una carretera sin señalización los pone en riesgo.
La mezcla de lluvias intensas con carreteras y puentes sin ningún cuidado preventivo puede ser fatal para la economía del país, como muestra la caída del puente Petapilla en la ruta entre Zacapa y Chiquimula y el agujero en el kilómetro 15 de la ruta al Pacífico, que han puesto en serios aprietos al sector transportista.
Piloto salvadoreño.
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Restricciones
Otro “dolor de cabeza”, como lo llaman los transportistas, son las restricciones de horario que hay para el transporte pesado en algunos municipios, principalmente en la ciudad de Guatemala y más recientemente en la cabecera de Escuintla.
Los pilotos lamentan que Guatemala no sea como otros países, como El Salvador, en que las carreteras fueron diseñadas para que no atravesaran por los centros urbanos. Así, estas restricciones los hace tener que esperar horas antes de dirigirse a la ciudad y les hace casi imposible que un día les alcance para salir de Puerto Santo Tomás y atravesar la capital.
Tienen que invertir mucho tiempo en las carreteras y tienen que conformarse con ver a su familia una vez por semana.
En Escuintla, cuando la restricción está a punto de cobrar vigor tienen que orillarse en la ruta y forma filas de tráilres que afectan el tránsito, incluso, hasta Amatitlán.
Jorge Díaz, piloto
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Trámites en Aduanas
Los conductores también deben enfrentarse a trámites aduanales sumamente extensos. A veces puede que estén hasta una semana en uno de los puertos del país a la espera de que la mercancía llegue, desembarque y sea revisada por una decena de instituciones gubernamentales en busca de ilícitos.
Y cuando se trata de cruzar las fronteras terrestres la situación no es mejor.
Pilotos que circulan por Centroamérica comentaron en una frontera terrestre pueden permanecer hasta tres días a la espera de cruzar un país. Durante ese tiempo no pueden separarse de los camiones puesto que, si se salen de la fila, al regresar tendrían que colocarse hasta el final.
Hector Fajardo, director general de la Cámara de Transportistas Centroamericanos (Catransa),
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Bloqueos
Hace 20, 30 o 40 años, los bloqueos o manifestaciones en carreteras eran escasas. Las inconformidades se expresaban de otra forma o posiblemente eran atendidas, señalan los pilotos entrevistados.
Con nostalgia recuerdan que antes les tomaba de cuatro a cinco horas viajar de Puerto Santo Tomás a la capital, tiempo que ahora puede ser de hasta 13 horas.
En el momento menos pensado resulta que algún grupo de vecinos de cierto poblado salen a bloquear la ruta y poco pueden hacer. Nada más esperar porque a diferencia de un vehículo pequeño no es sencillo que un tráiler de la vuelta y busque una ruta alterna.
Según cálculos de organismos internacionales, la velocidad promedio del transporte de carga en las carreteras guatemaltecas puede ser tan lento como 14 kilómetros por hora.