MIRAMUNDO

Unas notas sobre la socialdemocracia guatemalteca

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Jacobo Árbenz fue presidente legítimamente electo y fue derrocado en julio de 1954 por una rebelión encabezada por Carlos Castillo Armas y auspiciada por el gobierno de Dwigt Eisenhower, en un claro efecto de la Guerra Fría. Los intereses de la compañía frutera fueron tocados, en un contexto donde EE. UU. tenía mucho poder en Honduras por sus constantes invasiones.

Carlos Castillo Armas, a pesar de haberse “legitimado” por un vergonzoso plebiscito, es asesinado el 26 de julio de 1957. Sus asesinos: quienes se decían sus amigos. También en 1957 se fundó el Partido Revolucionario (PR), la primera organización que, dentro del régimen y represión liberacionista, planteó revivir los postulados revolucionarios. Su principal líder, Mario Méndez Montenegro, acompañado de muchos jóvenes. De 1957 a 1963 se instituye con las nuevas dinámicas la corrupción como parte de la institucionalidad estatal e Ydígoras es derrocado por el Ejército, habiéndose nombrado como jefe de Estado Enrique Peralta Azurdia. Militares señalan, en textos propios, cómo el golpe no fue contra Ydígoras, sino contra Juan José Arévalo, quien se preparaba a ser candidato bajo la bandera del PR.

Con Peralta Azurdia el Ejército y la Policía se convierten en verdaderos instrumentos de represión discriminada. Bajo el pretexto de combatir el comunismo, era puesto preso cualquiera con pensamiento contrario al régimen. Este gobierno estableció la práctica de detener y desaparecer personas, la cobardía más grande que un Estado, hasta la fecha, puede llevar a cabo, y convirtió al sistema judicial en su fiel alero.

En la década de los 60, líderes jóvenes como Adolfo Mijangos López, Manuel Colom Argueta, Alberto Fuentes Mohr, Francisco Villagrán Kramer, Jorge Mario García Laguardia, Ángel Valle Girón, Edmundo Vásquez Martínez, entre otros, traen nuevas ideas, al haber estudiado y vivido fuera por sus respectivos exilios, y es cuando abiertamente se escucha del pensamiento social demócrata. La social democracia constituye la ideología por la cual se reconocen los principios del libre mercado y se considera determinada intervención estatal para generar mayores condiciones de igualdad social.

' El verdadero pensamiento liberal está siendo atacado por defensores de una derecha mercantilista represora.

Alejandro Balsells Conde

La social democracia guatemalteca no apoyó el proceso revolucionario por medio de la lucha armada, de allí Alberto Fuentes Mohr fue secuestrado por la guerrilla, puesto preso por Arana y asesinado por Lucas García, por mencionar uno de los ejemplos más paradigmáticos.

La UNE es el único partido político “autocalificado” como “social demócrata”, y si bien Álvaro Colom fue salpicado del pensamiento de su tío y de algunos personajes que le acompañaron, también es evidente cómo la conducción de la organización, así como sus candidatos, la ubican más cerca de la derecha mercantilista.

Juan José Arévalo, quien sustentó mucho de nuestra base institucional, se definía como un socialista espiritual. Árbenz siguió los lineamientos revolucionarios y fue derrocado, luego nadie más ha conducido al país por esos derroteros. La ciudad de Guatemala tuvo como alcalde a Manuel Colom y luego a Lionel Ponciano León. Basta imaginarse la capital sin Empagua, el Anillo Periférico o sin los grandes colectores para saber cómo estaríamos sin estas decisiones.

La social democracia guatemalteca fue cercada, tanto por la guerrilla marxista como por los regímenes militares de derecha. Ahora, en pleno proceso de fragmentación social y destrucción dolosa de instituciones republicanas por intereses narcocorruptos, resulta un reto y una necesidad instituir alternativas democráticas viables para proponer verdaderos planes de desarrollo social y económico.

También el verdadero pensamiento liberal está siendo atacado por quienes son defensores de una derecha mercantilista represora autoproclamada como “conservadora”, evidenciada como mediocre. La precaria democracia hay que defenderla y para ello social demócratas y liberales deben estar de acuerdo en eso.

ESCRITO POR:

Alejandro Balsells Conde

Abogado y notario, egresado de la Universidad Rafael Landívar y catedrático de Derecho Constitucional en dicha casa de estudios. Ha sido consultor de entidades nacionales e internacionales, y ejerce el derecho.