CON OTRA MIRADA

Puente Los Esclavos

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El puente Los Esclavos, en el municipio de Cuilapa, Santa Rosa, es sin duda la obra más importante construida por los españoles al inicio del período colonial. Su nombre deviene de la conquista de los Xincas, en la costa sur, que al ser esclavizados, junto a esclavos negros, fueron obligados a construirlo sobre el río del mismo nombre.

' Llamado puente del diablo, está rodeado de leyendas e historias recogidas por la tradición oral.

José María Magaña Juárez

Está hecho de mampostería, es decir, piedra canteada y ladrillo de barro cocido unidos con mezcla a base de cal viva y arenas volcánicas. Mide 75 metros de largo por dos de ancho. Está formado por 11 arcos con apoyos verticales reforzados con masivos contrafuertes, cuyas bases en forma de diamante, desvían el caudal hacia los lados, junto a piedras y troncos que la corriente arrastra consigo.

La salida al atlántico fue una importante ruta comercial junto al puerto sobre el río Motagua, en Gualán; importancia puesta en evidencia por las grandes iglesias construidas en pequeños pueblos, como San Cristóbal y San Agustín Acasaguastlán y desde luego, siglos más tarde en Esquipulas, centro religioso, en donde convergían las peregrinaciones provenientes de Chiapas.

De las actas del Cabildo de Santiago de Guatemala, el historiador J. Joaquín Pardo extrajo que el 21 de agosto de 1573, el ayuntamiento acordó la construcción de un puente sobre el río los Esclavos; pero no fue sino hasta el 17 de febrero de 1592 cuando, con fondos propios y bajo la dirección de don Rodrigo de Fuentes y Guzmán, se inició la obra.

El puente Los Esclavos, también llamado puente del diablo, está rodeado de leyendas e historias recogidas y transmitidas por la tradición oral. Entre otras, aquella del capataz de la obra, que al verse presionado por el supervisor para finalizar los trabajos en el tiempo estipulado, que además se había quedado sin fondos, en medio de su tormento, decidió hacer un pacto con el diablo quien se comprometería a terminar la construcción antes de las 12 de la noche del último día fijado por el ayuntamiento, a cambio de su alma.

El demonio, en la oscuridad de la noche, puso a sus legionarios a trabajar denodadamente; llegada la hora, el encargado, arrepentido del trato, notó que faltaba una piedra por colocar en un costado del puente, negándose a cumplir lo convenido. Discutieron, pelearon, satanás quiso poner la piedra faltante pero el capataz se opuso, y ya amanecía, por lo que no tuvo más que retirarse sin cumplir su promesa ni llevarse el alma del infeliz constructor. La piedra faltante jamás se pudo colocar, pues cada vez que se intentó, se cae.

Una variante de esa ficción cuenta que fue un esclavo quien quitó la piedra al puente terminado, por lo que el maestro de obras pudo argumentar incumplimiento del trato, negándose a entregar su alma; o que, el maligno, ofuscado luego de perder la discusión, pateó el puente, desprendiendo la piedra que ahora falta.

De ahí que la gente antes de cruzarlo rezaba y hacía toda clase de exorcismos, pues se decía que quien lo atravesara sin cumplir con ese ritual, se convertiría en la piedra carente… riesgo que desde luego nadie estaba dispuesto a correr.

Verdad o mito, no importa. El hecho es que el puente Los Esclavos es patrimonio cultural de la Nación.

Ha permanecido incólume por más de 400 años, construido con materiales simples, en tanto otros, construidos con materiales modernos, sujetos de cálculo estructural, pero inspirados en la corrupción, no aguantan la crecida del río que salvan, haciendo de su periódica reconstrucción un negocio redondo para otros malandrines.

ESCRITO POR:

José María Magaña

Arquitecto -USAC- / Conservador de Arquitectura -ICCROM-. Residente restauración Catedral Metropolitana y segundo Conservador de La Antigua Guatemala. Cofundador de la figura legal del Centro Histórico de Guatemala.