EDITORIAL

Petapilla exhibe fiasco de la gestión vial

Mucho más allá de los anuncios y videos publicados en redes sociales de Covial, la gobernación departamental de Chiquimula, Gobierno central y diputados distritales en plena precampaña, la situación concreta del corte vial en el km 164, a inmediaciones del río Petapilla, es dramática, penosa y vergonzosa para todas las autoridades encargadas de ejecutar un badén provisional y de terminar con la construcción del puente que tiene una importancia estratégica, puesto que conduce a uno de los pasos fronterizos con Honduras.

Dos veces ha colapsado el paso provisional debido a la mala ejecución del badén, que no solo fue arrastrado por las crecidas del río a causa de las lluvias sino que además causó daños y pérdidas a vecinos de viviendas cercanas. Es obvio que no se efectuó ningún estudio hidrológico para prever la magnitud de una correntada, pero tal ineficiencia solo salió a la luz cuando se produjo el primer deslave. Se volvió a improvisar otro badén, cuyo costo de ejecución, nombre de la empresa a cargo e ingeniero responsable se desconocen, sin que hasta la fecha se exija una rendición de cuentas y una compensación por las contingencias.

Pasos temporales se intentaron, pero sin ninguna mediación o diálogo con los pobladores, que por temor a nuevos daños en sus viviendas y calles han optado por bloquear de manera temporal la circulación. Largas filas de vehículos, cientos de viajeros desesperados, peatones que exponen sus vidas al cruzar sobre las rocas, pérdidas de citas de negocios o entregas de productos son algunas de las consecuencias visibles de una pésima planificación. Los dos colapsos consecutivos, el último de los cuales tuvo lugar el miércoles último, ponen de manifiesto la miopía logística.

La mayor ironía de esta crisis es que los trabajos de mitigación parecen desarrollarse con escasos recursos económicos, pese a la supuesta disponibilidad de más de Q3 mil millones, transferidos por el Congreso de la República al Ministerio de Comunicaciones, cuyo titular señaló a los diputados de confeccionar la lista de obras a su conveniencia. En otras palabras, era una falacia publicitaria y la gestión carretera se encuentra en manos que no tienen el control de dicha gestión.

Mientras tanto han transcurrido dos semanas de bloqueo parcial, agravado por la falta de rutas alternas viables y es aquí donde radica el principal problema de este gobierno y los anteriores: la falta de una visión prospectiva. Si bien existe la posibilidad de transitar hacia Esquipulas vía Jalapa o Jutiapa, no existe siquiera una campaña adecuada de divulgación sobre tales vías, su estado actual y el tipo de vehículos que pueden hacer uso de las mismas, lo cual podría restar presión sobre el tramo del km 164.

Petapilla es la premonición de la vulnerabilidad de decenas de puentes en el país. Vecinos y noticieros municipales reportan con frecuencia socavones, desgaste de bases, debilidad en tramos de aproximación y deterioro acelerado de estructuras con más de cuatro décadas de antigüedad, sin que haya planes de trabajo declarados. Cierto es que el invierno es la peor época para emprender este tipo de trabajos y solo cabe atajar emergencias como la antes mencionada. Pero cuando llega el verano parece olvidarse la preocupación y se prefiere gastar el dinero en bacheos y otras minucias. Esa es la gran contradicción que poco a poco deja al país sin puentes hacia la competitividad logística y mientras tanto los politiqueros siguen con sus excusas y discusiones bizantinas.

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