De acuerdo con el Siinsan, al siete de mayo recién pasado, dos niños menores de 5 años habían muerto a causa de la desnutrición aguda en Chisec y Panzós, Alta Verapaz, uno de los departamentos más afectados por ese flagelo.
Sin embargo, las alarmas se prendieron este lunes luego de que el Siinsan revelara su último reporte, en el cual se indica que al 14 de mayo pasado los niños muertos por esa causa son ocho, un aumento considerable si se toma en cuenta que el lapso del reporte anterior apenas es de una semana.
“Al 14 de mayo aumentan los casos de niños menores de cinco años que muere a consecuencia de la desnutrición aguda. El Sistema de Información Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Siinsan) reporta ocho casos”, refiere el reporte.
Agrega que los decesos se registran en Panzós, Chisec y Senahú, en Alta Verapaz; San Juan Comalapa, Chimaltenango; Jocotán, Chiquimula; Santa Bárbara, Suchitepéquez; La Libertad, Petén; e Ixcán, Quiché.
Además, en el reporte anterior se dijo que había 35 decesos en investigación, en este último dato esa cifra aumentó a 50 casos.
La cantidad de niños con desnutrición aguda incrementó a 8 mil 368 casos, 485 más que en el reporte anterior, cuando se reportaban 7 mil 883.
Crisis alimentaria
La inseguridad alimentaria que lacera al país lleva a que más de un millón de personas haya reducido el número de comidas diarias y otro millón más las raciones como una estrategia para subsistir, según datos de organismos oficiales.
El monitoreo en tiempo real que desarrolla la oficina regional del Programa Mundial de Alimentos (PMA) da una visión general de la inseguridad alimentaria de los países y en Guatemala aproximadamente 2.9 millones de personas estarían aplicando estrategias leves para solventar las carencias de comida en su mesa, mientras que 69 mil estarían implementarían en un punto de mayor crisis, según el informe.
Las familias, por ejemplo, optan por adquirir productos menos costosos, tienden a limitar el tamaño de las porciones que ingieren o piden prestado alimento.
Se identifica a un grupo que como solución a la crisis alimentaria elimina de su día a día un tiempo de comida. Según el monitoreo son un millón 254 mil guatemaltecos en esta situación, el dato corresponde al 25 de marzo, y para estas fechas el número habría aumentado, por la aparición del período de hambre estacional -se acaba la reserva de alimentos y por falta de trabajo no hay dinero para comprarlos-.
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Además, se reporta 800 mil personas que optaron por limitar el alimento de los adultos para dar de comer a los niños.
Los datos no son una fotografía completa de lo que sucede en el país, como lo advierte el PMA en Guatemala, pues parten de entrevistas telefónicas que se hacen de manera periódica -cada semana-, entre la población afectada. Son valiosos, porque pueden ser la única información que se ha podido recabar durante estos dos años de la pandemia del covid-19, aunque no recojan lo que sucede en áreas más vulnerables.
El reporte no se aleja de lo que en septiembre del 2020 reveló un estudio del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia -Unicef- en Guatemala, junto a CID Gallup. En aquella ocasión se señaló que una de cada cuatro familias había suprimido un tiempo de comida, y que tres de cada 10 personas indicaban que un familiar estaba comiendo menos en los hogares, producto del limitado acceso a alimentos que generó el ingreso del coronavirus en el país.