ESCENARIO DE VIDA
Lo que pasa en el Ártico “no” se queda en el Ártico
No se trata de un romance a escondidas, sino de la realidad que se vive en las regiones polares.
Contrario al dicho que lo que pasa en Las Vegas se queda en las Vegas, no podemos decir lo mismo del Ártico o la Antártida. Las regiones polares son hogar de solamente los más adaptables organismos y animales que allí han sobrevivido por siglos, pero que son letales para el resto de la humanidad. Hoy están atrapados.
En estos remotos e inhóspitos lugares, las colonias de diferentes especies de animales han declinado hasta en un 77% en los últimos 50 años. De animales, hablo de los simpáticos y adorables pingüinos íconos de la Antártida. Ellos son una especie de centinelas —un animal que parece vestido de smoking—. A través de sus comportamientos, los pingüinos les dicen a los científicos si algo está mal en el ambiente. Aparte están los osos polares, que parecen inofensivos, pero, por igual, andan hambrientos, pues ya no encuentran focas ni nada que cazar. A veces nadan casi 80 km en busca de hielo firme, pero se cansan y mueren en el camino.
Si ahora ellos están en riesgo, nosotros también lo estamos, pues el cambio climático no tiene fronteras. Se esparce lentamente por todo el mundo como una plaga que de repente nos estallará en la cara. Muchos pensarán que no hace ninguna diferencia en nuestras vidas la elevación de una pequeña fracción de un grado más de temperatura. Pero cada grado cuenta, y de grado en grado, en poco tiempo podríamos estar inundados por el alza del nivel del mar, como ya está sucediendo con algunas islas.
' Lo que pasa en el Congreso no se queda en el Congreso. Nos llega a todos.
Vida Amor de Paz
El sombrero del mundo debe importarles a todos los que vivimos en la Tierra. En seguida se alteran las corrientes oceánicas y cambian los patrones de viento. Todo en forma de efecto dominó, propagándose el deshielo a través del ecosistema global, llegando las tormentas tropicales, lluvias copiosas o manifestándose en mayores sequías y escasez de alimentos. Si se descongela la refrigeradora del planeta con el creciente deshielo del Ártico, lo sentiremos hasta en Guatemala.
El alza del nivel de mar que llegue a inundarnos lo vemos tan lejano que no le prestamos atención. Un Ártico que se calienta no solo es una advertencia de que vamos en picada, sino que estamos en real riesgo. No tomamos consciencia de que nuestras regiones polares nos protegen, pero solo en la medida en que las protegemos a ellas. Una parte fundamental de la naturaleza humana es querer dejarles un legado a las siguientes generaciones. Si no contribuimos con la reforestación, la basura y limpieza de los ríos, lagos y mares, no quiero ni pensar qué les dejaremos.
De cara al cambio climático, les he descrito lo que nos depara con el descongelamiento de las regiones polares, para que despertemos sabiendo cuáles son las repercusiones que veremos a corto plazo en Guatemala y el resto del planeta al haber tomado malas decisiones. Por ello, es el momento de prepararnos para lo que se avecina, y que el Congreso reflexione sobre la iniciativa de ley 6054, que busca situar bajo la coordinación del MARN a instituciones autónomas bajo una sola sombrilla. Podríamos pagar caro el desatino. Mejor borrón y cuenta nueva.
Defendamos el cuidado del ambiente, nuestros recursos naturales, nuestros bosques y áreas protegidas, ya que es el deber de todo ciudadano, de todo diputado, gobernador, alcalde, y de todo ministro de las distintas carteras hacerlo. Las decisiones deben tomarse con responsabilidad y no de forma antojadiza para no salir todos perjudicados. Porque al igual, lo que pasa en el Congreso, no se queda en el Congreso. Nos llega a todos.