Se conoce como el Niño al fenómeno en el cual las aguas del Pacífico se calientan dando lugar, en ciertas partes del planeta, a una escasez de lluvias. Con la niña ocurre lo inverso, es decir, las aguas se enfrían y las precipitaciones aumentan.
En Centroamérica el primer fenómeno causa menos precipitaciones y el segundo exceso de lluvias, pero en otras regiones del mundo sucede a la inversa; es decir, el Niño representa lluvias y la Niña sequías.
El pronóstico del Insivumeh que está basado en reportes del Instituto Internacional de Investigaciones para el Clima y la Sociedad y del Centro de Pronósticos del Clima del Gobierno de EE. UU., detalla que en el trimestre de abril, mayo y junio hay un 64 por ciento de probabilidades de que el país sea influenciado por la Niña, frente a un 36% de que se mantengan condiciones neutras.
Conforme avance el invierno, la influencia de la Niña —en Guatemala lluvias arriba de lo normal— podría bajar y dar paso a una condición neutral del fenómeno para mediados de año, e incluso favorecer al Niño en la segunda parte de la temporada, según los pronósticos.
Sin embargo, el Insivumeh aclara que, si bien los modelos pueden proyectar información para casi un año, entre más tiempo se pretenda pronosticar existe un mayor margen de error.
Más huracanes
Entidades científicas internacionales han dado a conocer que este año se espera una actividad de huracanes en el Atlántico “superior al promedio anual” y se registrarán cuatro “huracanes mayores”, con vientos que superarán los 178 kilómetros por hora.
De acuerdo con el Departamento de Ciencias Atmosféricas de la Universidad Estatal de Colorado, EE. UU., esta temporada de huracanes, del 1 de mayo al 30 de noviembre, se producirán 19 tormentas con nombre, lo que quiere decir que generarán vientos de 63 kilómetros por hora o más. La cifra promedio anual es de 14 tormentas tropicales y de tres huracanes mayores.
- Mapa de reisgos de Conred, en donde los puntos anaranjados son susceptibles a deslizamientos y los azules a inundaciones:
De cumplirse el pronóstico, la de 2022 será la séptima consecutiva temporada de huracanes en el Atlántico por encima del promedio, con las de los años 2020 —que fue un año récord— y 2021 especialmente activas.
Preocupación
Con la llegada de la época lluviosa —que ya empezó en la boca costa del país y llegará entre el 25 de mayo y 6 de junio a Petén—, la preocupación se apodera de miles de guatemaltecos que por necesidad o mala planificación territorial habitan lugares riesgosos.
Los fenómenos meteorológicos se han cobrado cientos de vidas en las últimas tres décadas y dejado miles de millones de dólares en pérdidas. No en valde Guatemala ocupa los primeros lugares de las listas mundiales dentro de los países más vulnerables a eventos climáticos.
En el Índice de Riesgo Climático Global 2021, Guatemala figuraba en el puesto 16, de 180 naciones de las más afectadas por los fenómenos naturales desde 2000 al 2019. En esos años 20 años hubo un promedio de 30 muertes y US$45 millones en pérdidas cada año.
Mientras que en el Reporte Mundial de Riesgos del 2020, Guatemala ocupa la posición 10 de 181 países evaluados en cuanto a la vulnerabilidad a desastres naturales, y es el puesto 1 de América.
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La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) contabilizaba en el 2020 que en el país había por lo menos 10 mil 300 lugares de riesgo a deslizamientos, derrumbes e inundaciones. Principalmente se trara de viviendas construidas en laderas de barrancos, orillas de ríos o al pie cerros inestables.
Solo en asentamientos ubicados en los alrededores de la ciudad de Guatemala se calcula que medio millón de personas viven en zonas de riesgo, propensas a ser afectadas por un sismo o deslizamientos en época lluviosa.
La Dirección de Comunicación de la Conred expuso que lo que más alarma con la llegada de las lluvias es la actitud de las personas que muchas veces se resisten a evacuar las áreas pese al inminente riesgo. Las coordinadoras locales están equipadas incluso en lugares donde no hay señal de teléfono, y se hace perifoneo, “pero lo que más preocupa es la actitud de la gente”, dijo la oficina en una comunicación con Prensa Libre.
Añadió que parte de los grandes retos que tiene el país es que la gente, pero también las autoridades locales y gubernamentales, entiendan lo valioso que es la prevención y por qué es mejor apostarle a esta en vez de a la reacción ya que por cada quetzal que se invierte en prevenir se ahorran ocho en recuperación.
Vulnerabilidad en aumento
Alejandro Maldonado, exsecretario ejecutivo de Conred, expuso que el ser uno de los países de mayor riesgo del mundo obedece a varios factores, como la exposición geográfica del país, la vulnerabilidad, susceptibilidad, falta de capacidad para el manejo de desastres y para la adaptación.
Además, enumeró 24 factores que hacen a Guatemala más vulnerable, entre estos, la baja cobertura de los servicios de salud, el poco acceso al agua y su mala calidad, la gran cantidad de asentamientos precarios y viviendas frágiles y los elevados índices de desnutrición y malnutrición.
También son factores que agudizan la vulnerabilidad, la pobreza, la corrupción y la percepción que hay de esta, los bajos niveles de integración social y de cobertura de seguros, la poca protección a la biodiversidad, y las pocas y nulas estrategias de adaptación al cambio climático.
Al ser consultado sobre qué regiones del país son las más vulnerables, Maldonado considera que “casi el 90% del territorio nacional es susceptible, unas a inundaciones y otras a deslizamientos”.
Añadió que con los años la vulnerabilidad del país ha aumentado y en parte esto se debe a la institucionalidad actual que es “extremadamente débil”. Como ejemplo, afirmó que en las instituciones se reemplaza a personal calificado por otro que no tiene las cualidades que requiere la ley.
“Es extremadamente preocupante el cambio de orientación de la Conred bajo la visión equivocada de que se trata de una institución de respuesta a desastres, lo que ha resultado en que no se está trabajando en la gestión del riesgo”, subrayó Maldonado.
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En ese sentido, la Conred afirmó que se han dado pasos importantes para prevenir riesgos. Dijo que cuentan con cuatro normas para la reducción de desastres que ya están aprobadas.
Entre estas la que hace referencia a la calidad de los materiales y normas de construcción, los protocolos a implementarse en eventos masivos y el Sistema Nacional de Prevención en Semana Santa, este último que ha dado resultados positivos y ha reducido las muertes en los últimos años.
Pero la Conred no es un ente coercitivo que pueda obligar a que las normas se cumplan. En construcción, por ejemplo, la institución coordina, pero son otras instituciones las que autorizan edificaciones y urbanizaciones.