Antes que nada, confiamos en nuestros corresponsales en el campo. En las situaciones en las que ellos no pueden estar presentes físicamente, nos esforzamos para obtener información confiable de primera mano sobre los hechos, al entrevistar testigos en toda la región.
Buscamos distinguir a través de la niebla de la propaganda y la desinformación que surge de los gobiernos en ambos lados del conflicto.
Nuestro equipo de editores visuales y gráficos han analizado cientos de imágenes satelitales, fotografías y videos de los movimientos de las tropas y los combates, lo que nos ha permitido mapear la invasión rusa y confirmar de forma independiente dónde están destacados los soldados, quién controla las ciudades clave y qué daños se están causando a los puentes, edificios de apartamentos, escuelas y centros comerciales del país.
Cómo usamos las redes sociales para cubrir la guerra
Los testigos que utilizan redes sociales para compartir videos, fotos y reportes de lo que pasa en sus comunidades constituyen algunas de las fuentes de información más ricas.
Pero ¿podemos confiar en esa información? Para verificar la autenticidad de estas imágenes y determinar si en realidad muestran lo que dicen, el equipo de Investigaciones visuales del Times ha estado monitoreando canales sociales a tiempo completo desde que empezó la guerra; trabajan desde Kiev, Madrid, los Países Bajos, Londres y Nueva York.
El equipo, que incluye investigadores ucranianos, ha verificado cientos de videos para determinar si son reales o si se trata de tergiversaciones. Cuando un hospital es bombardeado o los vecinos graban el ataque a sus comunidades, los periodistas del Times autentican cuándo y dónde se grabó cada video, utilizan herramientas forenses de video y otras técnicas para confirmar que el video no se ha manipulado ni falseado, entrevistan testigos y colaboran con sus colegas del Times que están en Ucrania para determinar qué es lo que sucede en realidad.
Cómo damos cuenta de las víctimas
Usamos la palabra casualties en inglés, o víctimas, para referirnos tanto a los muertos como a los heridos. Cuando describimos la cuenta, intentamos ser tan específicos como podemos y damos cifras particulares para los fallecidos y los heridos si están disponibles.
En una guerra, ambos bandos suelen inflar las cuentas de víctimas de sus oponentes y minimizan las propias para mantener la moral en alto. Por eso, en general, evitamos repetir las informaciones gubernamentales sobre víctimas a menos que logremos verificarlas de forma independiente. Si elegimos utilizar alguna declaración sin verificar la identificamos como tal.
Buscamos cuentas de víctimas objetivas de las Naciones Unidas u otras organizaciones independientes creíbles. Y, cuando es posible, nos apoyamos en los alcaldes, gobernadores y oficiales de policía locales que probablemente cuenten con cifras más precisas que los altos funcionarios del gobierno, donde la maquinaria propagandística va a todo vapor. Los hospitales locales también pueden proporcionar relatos creíbles sobre la cantidad de heridos admitidos luego de ataques particularmente dañinos o el momento en que se registran combates generalizados en zonas urbanas.
Cómo reportamos los avances militares
Somos escépticos de replicar las declaraciones gubernamentales sobre la captura de ciudades o infraestructura de importancia si es que no contamos con pruebas claras o confirmación independiente. Las ciudades comprenden áreas grandes y los barrios pueden capturarse y recuperarse; es posible que haya resabios de resistencia incluso cuando se toman los centros administrativos. No es poco común que un gobierno asegure que una ciudad ha sido capturada o que las tropas se han rendido en un intento por hacer daño a la moral o manipular a la oposición para que se rindan o se retiren.
Por lo general, intentamos evitar apoyarnos en una sola fuente y buscamos incluir información detallada siempre que sea posible.