CABLE A TIERRA

Vacunas vencidas, lo que no dijeron

El ministro de Salud y su equipo tuvieron que poner la cara por las vacunas Sputnik vencidas el 28 de febrero. Un millón doscientas mil dosis, equivalentes a 83 millones de quetzales pagados, monto que es más que el presupuesto anual de muchos hospitales públicos del país. Luego de vocalizar por un buen rato sobre el gran esfuerzo que han hecho para vacunar, llegaron al inevitable momento de admitir el hecho, aunque inmediatamente se desvincularon de la responsabilidad, siendo que el contrato con los rusos lo firmó la exministra de Salud. Sin embargo, tanto el actual ministro como el viceministro de Atención Primaria eran parte de ese equipo, así que difícil fingir desconocimiento sobre los contenidos de dicha contratación y de la “renegociación” que, al parecer, ahora nos obliga, encima, a comprarle a esa gente cuatro millones de dosis más de componente dos. ¡El colmo del latrocinio, disfrazado de compra-venta!

Nótese que la vacuna vencida el 28 de febrero entró al país entre el 20 y el 29 de octubre. Fueron más de dos millones de dosis, pues incluía lotes de componente 2, que igualmente podría estar por vencerse en los próximos días. ¿Cuál es el punto? Que los rusos, para cumplir con su contrato, sin importarles nada más, entregaron en bulto la vacuna que debieron haber entregado a lo largo del año de forma periódica. Encima, es vacuna a la que le queda muy limitado tiempo de vigencia, según manufactura, que se vuelve una nada, considerando todas las dificultades internas de implementación persistentes. Luego, en diciembre, entregaron, en el lapso de cuatro días, tres millones de dosis más, recibidas en el país en plenas fiestas de fin de año, entre el 26 y el 29 de diciembre.

' ¡El colmo del latrocinio, disfrazado de compra-venta!

Karin Slowing

Así se llenó de romplón la bodega del Centro Nacional de Biológicos y los rusos quedaron impunes de su irresponsabilidad de entregar tardíamente la vacuna al país. Como siempre, el MSPAS puso la carota ante la sociedad, aun cuando mucho de eso se negoció a otros niveles, abonando a su fama de incompetente que a muchos deleita, porque termina siendo la excusa perfecta para abogar por terminar de privatizar lo que queda de servicios públicos de salud. Así que, prepárense mentalmente, que ahora en marzo se vencen esos otros tres millones de dosis, las entregadas durante las fiestas de año nuevo.
Sí, el negoción ruso-gobierno de Guatemala es el primer factor detrás del vencimiento de la vacuna, pero se le suman los problemas internos de implementación de la vacunación: Según el análisis de LaboratorioDeDatosGT, solo 45% de los puestos de vacunación tenían capacidad para administrar Sputnik. Sin embargo, el MSPAS dijo en la conferencia que ya lograron que el 63% de los puestos lo pueda hacer. Sería bueno que actualicen los datos y muestren cuáles son esos nuevos centros de vacunación, dónde están, desde cuándo administran la vacuna y cuáles son los del 37% pendientes. Aun si es cierto, lo que sí está bien documentado es que, desde hace meses, apenas se administran unas cinco mil dosis diarias de Sputnik. A ese ritmo tomaría siete meses aplicar un millón de dosis y más de 30 meses para acabarse los cinco millones de dosis que hay disponibles.

Del lado de la oferta ministerial están tan en falta con el proceder que llevó a esta pérdida de vacuna (y la que viene) que debería darles vergüenza estar culpando a la gente, especialmente porque poco han hecho para revertir la desinformación que circula. Lo único bueno que escuché en la conferencia es que el MSPAS ha decidido no extender arbitrariamente el tiempo de vigencia de las vacunas Sputnik. De hacerlo, y con la población que ha perdido confianza, solo terminaría de echar la vacunación por la borda.

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