POR LA LIBERTAD

En contra de la vacunación obligatoria

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El caso actual del tenista Novak Djokovic nos debería hacer cuestionarnos muchas cosas que están ocurriendo en el mundo con relación a la vacunación obligatoria como requisito para viajar, movilizarse en transporte público, ir a comer a un restaurante, participar en un evento deportivo, asistir a clases, a las iglesias y mucho más. Aunque en lo personal creo que la vacuna conviene y representa menos riesgos contra el covid-19, me opongo a todas esas restricciones y obligaciones que imponen los gobiernos. Es un abuso de autoridad que coarten la libertad y los derechos de las personas.

' Quien no se quiera vacunar está en su derecho de no hacerlo. Nadie debe forzarlo a meter en su cuerpo algo ajeno a su voluntad.

Ramón Parellada Cuadrado

Quien no se quiera vacunar está en su derecho de no hacerlo. Nadie debe forzarlo a meter en su cuerpo algo ajeno a su voluntad. El caso de Djokovic es interesante porque no se ha vacunado, lo ha dicho públicamente y defiende ese derecho. Además, él ya tuvo covid-19 en dos ocasiones y seguramente tiene más anticuerpos naturales que los que le podría proporcionar cualquier vacuna. Está más protegido que muchos de los que piden como requisito el vacunarse. ¿Por qué una persona que acaba de tener covid-19 debe vacunarse? ¿No sería más adecuado ver si la persona tiene anticuerpos o no? Entiendo que esta prueba también se puede hacer. Esto es una reflexión para demostrar lo absurdo de las medidas que adoptan los gobiernos del mundo entero, supuestamente para protegerse del covid-19. Si ya lo tienen en sus países, no sé de qué se están protegiendo.

Es verdad que Australia no permite que ingrese ninguna persona extranjera no vacunada. Pero esto es precisamente una mala ley que viola un derecho humano fundamental. Nadie está obligado moralmente a acatarla, pero debido a ello sufrirá las consecuencias. Encima de todo, los australianos están aterrorizados por el virus a tal modo que la gente prefiere dejar de defender sus derechos y libertades otorgándole el apoyo y poder a sus gobernantes. La locura y el exceso de poder con apoyo mayoritario hace que los gobernantes tomen decisiones que los dañan a ellos mismos. No se dan cuenta ahora, pero así comienzan las violaciones a otros derechos humanos. Cuando el gobernante avanza con sus restricciones se siente cómodo con el poder adquirido y va a ser muy difícil volver atrás.

Es triste y aterrador saber que otros países civilizados siguen la misma forma de actuar que Australia. Francia impedirá que Djokovic participe en el Roland Garros. Espero que otros países no se lo impidan. Pero no lo veo claro. Esto de adquirir más poder por parte de los gobernantes es contagioso y peligroso.

Siguiendo con las reflexiones que este caso nos trae a colación, La Corte Suprema de Justicia en Estados Unidos ha defendido la no vacunación obligatoria para que la gente trabaje en empresas privadas grandes. Un revés para la obsesión de Biden de forzar la vacunación a como dé lugar. Sí la dejó para la gente que trabaja en instituciones públicas. La Corte ha logrado defender el derecho de los ciudadanos americanos a ser ellos mismos quienes decidan si se vacunan o no. Eso es lo lindo de la división de poderes. Cuando uno de los poderes abusa y viola los derechos individuales, el otro le corrige la plana. La garantía de los derechos individuales está defendida por esa división de poderes.

Muchos gobiernos del mundo entero que se dicen democráticos y civilizados se han vuelto dictatoriales con esta pandemia. Es una fatal arrogancia porque restringe las libertades y derechos de las personas a decidir qué quieren hacer con sus vidas y sus cuerpos.

ESCRITO POR:

Ramón Parellada

Empresario. Catedrático universitario. Director del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).