En esta ocasión son 20 menores los que recibieron los implantes, pero debido a los protocolos por la pandemia se programaron durante tres días de la semana y este lunes se comenzó con los primeros siete menores.
Thiago Matías tiene 3 años. Un médico le diagnosticó sordera profunda total en el oído derecho y parcial en el izquierdo cuando tenía un año con 10 meses.
“El que se dio cuenta fue el papá, yo estaba en la negación de que mi hijo no escuchara”, dijo Vanessa Arboleda, madre de Thiago Matías, a quien hoy se le activó un implante coclear.
Para comunicarse con el menor, los esposos Hernández Arboleda desarrollaron un mecanismo a través de las señas.
“Aprendió a pedir sus cosas, te toma de la mano y te muestra lo que quiera, aunque hay cosas que no se entienden”, dijo la madre de Thiago Matías mientras lloraba de felicidad al ver que su hijo ya puede escuchar y deberá acudir a terapias periódicas para la regulación del volumen del dispositivo que tiene instalado.
Otro es el caso de Carlos José, quien tiene 3 años y sus padres se dieron cuenta que padecía sordera profunda el pasado 25 de octubre, debido a que le practicaron una prueba de audición.
“Decía algunas palabras, pero nos dimos cuenta que no decía más frases y nos preocupamos; le hicimos una serie de exámenes”, dijo Jimena Pineta de Díaz, madre de Carlos José, que durante la activación de su implante coclear se distraía con un juego para encajar figuras en un tablero.
Cirugía previa
A los menores previo a la activación del implante coclear se les realizó una cirugía donde se les instaló una unidad interna conformada por una antena, un receptor estimulador y un guía de electrodos que se coloca en la cóclea.
Luego de la intervención se coloca la unidad externa que está conformada por una antena, un micrófono, un procesador y una batería que se adhiere a la unidad interna mediante un imán.
El proceso de activación inicia cuando una de las personas de la fundación le instala la unidad externa, y comienza a configurar en una computadora algunos sonidos.
Luego, utiliza una paleta, la cual es golpeada con un pequeño mazo, lo que provoca que el menor se percate de sus primeros sonidos. Por ser nuevo todo para los niños no diferencian el tipo de sonido.
Se comienza con un nivel bajo de sonido, y los menores deben acudir a terapias periódicas durante cuatro años, para relacionar los sonidos.
A los padres les piden durante el proceso que se retiren la mascarilla y le hablen al menor para que relacione el sonido de su voz con la gesticulación de sus labios.
Proceso de selección
Virgilio Rodríguez, representante legal de la fundación y abuelo de Bárbara Nicolle, por quien se fundó la entidad, expuso que a cada menor se les realizan estudios para determinar si es candidato para realizarle una cirugía de implante. Manifestó que la cantidad de implantes depende de la asignación presupuestaria que el Estado les brinda, sumado a los aportes de donantes.
Este año tuvieron Q8 millones, pero para el 2022 tendrán únicamente Q3 millones. Cada implante puede llegar a cotizarse en Q250 mil.
En los últimos años han activado los implantes de 178 menores de edad, y sus fotografías son colocadas en una pared de la sede de la fundación.
La fundación nace debido a la historia de Bárbara Nicolle, quien nació prematuramente a los 8 meses. Fue afectada por una meningitis por lo que se les dio un medicamento que le causó daño auditivo, por lo que se le diagnosticó Pérdida Neurosensorial Bilateral Profunda.
El 29 de octubre el 2013 la menor recibió un implante de este tipo, logrando escuchar y ese mismo año se inició con la fundación.
Hoy la menor tiene 9 años y cursa tercero primaria, practica natación y es considerada una “líder en su colegio”.
Para más información pueden comunicarse al 2441-4356 / 2473-2815.