CABLE A TIERRA
Índice Global de Seguridad en Salud y desafíos por venir
Pocos meses antes de que se detectaran los primeros casos de infectados por el virus SARS-CoV-2 en el mundo, se lanzó la primera edición del Índice Global de Seguridad en Salud (GHI) por sus siglas en inglés. Este índice es producto de un trabajo colaborativo entre la prestigiosa revista The Economist, El Centro de Seguridad en Salud de la Escuela Bloomberg de Salud Pública de Johns Hopkins, y la Iniciativa contra las Amenazas Nucleares (NTI). Es una herramienta para determinar las brechas de preparación que tienen los países para enfrentar y mitigar amenazas transfronterizas en materia de salud. El Índice fue medido para 195 países y comprende 6 categorías: Prevención; Detección y Reporte; Respuesta rápida; Sistema de Salud; Compromiso para mejorar la capacidad nacional, el financiamiento y el cumplimiento de normativa global; Ambiente de riesgo. Cada categoría cuenta con una serie de indicadores a los cuales se aplica un puntaje.
' Enfrentar amenazas globales en salud requiere pericia técnica, pero también un entorno político y social favorable.
Karin Slowing
En el año 2019, se estableció que ningún país, ni siquiera los más desarrollados, estaban preparados para enfrentar una amenaza global en salud, tal y como hemos ya visto ocurrir con la pandemia de la covid-19. Así, el país que supuestamente estaba mejor preparado de todos, los Estados Unidos de Norteamérica, no ha tenido precisamente uno de los mejores desempeños en su gestión de la covid-19. Esto significa que la preparación para manejar pandemias y, en general, amenazas globales en salud, requiere, además de pericia técnica y optimización de capacidades de salud pública, un entorno político y social proclive al despliegue de las acciones necesarias para contrarrestar dichas amenazas. El GHI 2021, toma en consideración algunos de estos elementos.
En 2019, Guatemala no salió muy bien calificada en el GHI. Ocupó el puesto 125 de 195 países evaluados. En 2021, salimos peor: ocupamos el puesto 142/195 países, junto con Angola, con la diferencia de que Angola mejoró en el ranking, mientras Guatemala bajó de posición. Mejoramos en dos de las 6 categorías: “Prevención” y “Cumplimiento de normas y financiamiento”; quedamos igual en una (“Detección temprana y reporte”) y descendimos de puntaje en otras tres: “Respuesta rápida a la epidemia y mitigación de la diseminación”; “Sistema de salud robusto”, y en “Ambiente de riesgo” que fue la categoría donde más descendimos —7 puntos— con respecto al 2019.
Imposible reseñar en este breve espacio la riqueza de información contenida en este informe, pero seguramente, el resultado no le sorprenderá a ningún lector, analista y/o especialista en salud pública que haya dado seguimiento a la manera en que se ha gestionado la pandemia y la vacunación para la covid-19 en el país. No obstante, el mayor valor del GHI, en estos momentos, es la oportunidad de partir de esta identificación ya hecha de un conjunto básico de debilidades esenciales que aquejan al Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social y definir un plan de acción para comenzar a cerrar algunas de las brechas más lacerantes.
El MSPAS está trabajando ya en la preparación de su nuevo plan estratégico institucional, por lo que el GHI 2021 debería ser aprovechado para evitar caer en la retórica tradicional que llena este tipo de documentos, y concretar el abordaje de los elementos neurálgicos que limitaron, en esta ocasión, la capacidad de respuesta efectiva de la institución. Ya sabemos que la covid-19 no será la última pandemia que habremos de enfrentar, pero partir de instrumentos como el GHI y otras lecciones aprendidas, si puede ser una buena oportunidad para que una próxima amenaza global en salud no nos agarre, nuevamente, con los dedos en la puerta, y carentes de preparación.