Por otro lado, y desde una óptica religiosa, el domingo tuvo una importante consideración ya que en ese día se pensaba lograr una mayor asistencia a las iglesias. En paralelo, los clérigos contemplaban la posibilidad de una renovación de la fuerza laboral durante esa jornada.
¿Y qué hay de las vacaciones? Surgieron antes del siglo XIX y se tiene conocimiento de su implementación durante la Antigua Roma y la Edad Media.
El término vacante -que se deriva del término vacans, de “estar libre”- hacía referencia a una exoneración de responsabilidades religiosas como tributarias. Con el transcurrir de los años, el concepto pasó a conjugarse también como “vacaciones” y se vinculó a los periodos de descanso corporal y mental.
Las vacaciones también son sinónimo de descanso en familia. Este tiempo permite la interacción, la comunicación y la empatía, así como aumentan los vínculos emocionales entre pares, ya que hay más cabida para que los familiares se acerquen.
El descanso puede vivirse de distintas formas, ya sea en grupo o en solitario, hay actividades que durante este tiempo pueden sacar lo mejor de las personas en áreas emocionales, fisiológicas y cognitivas.
Compartir en emoción y espíritu
Cuando se menciona la convivencia familiar durante el tiempo libre, es esencial que las personas consideren espacios en los que se fomenten acercamientos constantes. Uno de ellos puede surgir desde la forma más básica de comunicación, a través de las conversaciones.
La psicóloga clínica Manuela Méndez apunta que las noches de tertulias pueden ser funcionales en medida que cada miembro de la familia decida expresar cuáles fueron sus anécdotas del día. En ellas se sugiere hablar así de las cosas positivas como las negativas para fortalecer la sintonía.
Al mantenerse reunidos, los familiares pueden gozar de juegos de mesa que varíen por día durante la época de descanso. La psicóloga Méndez también sugiere otra dinámica en la que cada uno de los miembros decida una actividad para hacer en grupo, y que esta pueda sortearse.
Otro aspecto importante para tomar en consideración tiene que ver con los espacios físicos donde se comparte. Más allá del lugar más frecuente que suele ser una sala o un comedor, los integrantes pueden variar la dinámica y convivir en las afueras.
En ese sentido, la psicóloga Méndez apunta que se pueden realizar tiempos de comida al aire libre en espacios como el jardín. Esto puede tornarse en un convivio que se realice con medidas de salud y al cual se inviten personas cercanas.
La preparación de los alimentos, ordenar el espacio y realizar algunas actividades como juegos de mesa pueden potenciar la convivencia allí.
A propósito del espacio abierto, Manuela resalta que los paseos en destinos naturales nunca dejarán de ser recomendables. La conexión con el aire y otros componentes de la naturaleza aportarán a las áreas emocionales y físicas de todas las personas.
Para llevar a cabo estas actividades, la psicóloga sugiere que se puedan escuchar dónde gustarían ir los miembros de la familia. De ese modo, al conocer las opciones, se puede llegar a un consenso y de acuerdo con las posibilidades económicas y de tiempo, decidir.
Llegado el fin de año, compartir tiene mayor importancia ya que se adscribe a una época de muchas tradiciones religiosas y espirituales. De acuerdo con el psicólogo especialista en energías, Juan Carlos Zetina, compartir y convivir desde allí es importante puesto que “construye desde un lugar más festivo”.
El psicólogo sugiere que decorar la casa de navidad, y especialmente, la elaboración de los nacimientos (en el caso de los hogares católicos) o del árbol, puede fomentar una mayor cercanía y activar varios sentidos.
Esto se logra ya que, mientras que unos colocan los adornos y están atentos a los aspectos estéticos, hay quienes pueden preparar alimentos como el ponche o alguna botana que se compartirá en conjunto. En paralelo, otras personas pueden elegir música para acompañar la jornada.
El psicólogo Zetina recuerda que durante esta época las personas logran reconectar de manera más intensa con los sentimientos. “Se debe tener presente que lo más importante es estar juntos”, comparte el especialista.
La recreación física
No descuidar el aspecto corporal es imprescindible durante la época de descanso. Esto puede entenderse como un desafío e incluso como una meta difícil de trazar, pero ¿qué ocurriría si se le ve desde un enfoque lúdico?
“La recreación puede entenderse también como el uso adecuado del tiempo libre”, apunta Edgar Stephenson, especialista en recreación quien sostiene que la salud mental puede vincularse a distintos ejercicios realizables por las personas en vacaciones.
Aunque el especialista dice que la virtualidad suele predominar en especial durante estas épocas de tiempo libre, señala importante que se tome consciencia de las actividades físicas tanto en familia como a manera individual.
Entre las recomendaciones básicas que el especialista comparte destaca el hecho de hacer caminatas ya sea cerca del hogar o en espacios al aire libre o explorar algún sitio en la naturaleza. “Esto puede tener más recreación que perder un día en el centro comercial”, expresa.
Por otro lado, y dentro del hogar, también se pueden fomentar actividades como pequeños torneos de boliche, por ejemplo.
Stephenson recuerda que el tiempo libre puede ser un periodo recomendable para iniciar una nueva disciplina deportiva. Para lograrlo, recomienda a las personas preguntarse cuáles son esas actividades que le interesan y qué le motiva a practicarlas.
Para desarrollar una mejoría en ellas, sugiere a las personas tomar en cuenta el compromiso y la voluntad. Esto puede trabajarse dedicando cerca de un 50% del tiempo libre que dispongan para comenzar los entrenos. Sobre todo, dice el especialista, es necesario trazar metas alcanzables.
Niños, jóvenes y el descanso
Al llegar la época final del año, muchas veces los niños y jóvenes suelen ser los primeros en gozar del tiempo libre dadas las vacaciones escolares.
Es probable que durante los primeros días de las vacaciones, los niños y jóvenes permanezcan en un total descanso, pero conforme pasan los días estos empiecen a querer hacer algo. En ese momento es necesario que se tengan previstas actividades ya sean cognitivas o físicas.
Se sugiere que los adultos encargados de los menores formulen una ruta para organizar y aprovechar de mejor forma las vacaciones. El primer paso, dice Alejandra, inicia con el establecimiento de una agenda u horario para los días venideros.
“Tener un orden de tiempo, incluso fuera de la época escolar, les ayudará a mejorar su estructura mental porque el cerebro sabe que ocurrirá una serie de actividades. Esto fomenta una mejor capacidad de comprensión en las responsabilidades con las que deben cumplir”, apunta Astorga.
La psicóloga explica que para realizar un horario se debe tomar en cuenta qué siente y opina el niño. Aunque no se trata de que este lo apruebe o no, es necesario saber qué piensa de la estructura para negociar y establecer actividades que sean funcionales y de su agrado.
Alejandra sugiere que el horario sea realizable para que pueda aplicarse de manera constante y así reforzar las metas que puedan contemplar actividades cognitivas-educativas, lúdicas e incluso oficios del hogar.
Entre los ejercicios que beneficiaran a la mente que pueden practicar los niños destacan el pintar libros de dibujos, hacer ilustraciones, realizar experimentos científicos con materiales como agua; o hacer ejercicios donde se agrupen materiales con el fin de practicar nociones matemáticas.
Armar rompecabezas, fomentar un pequeño club de lectura, o armar historias son otras actividades valiosas en las que se pueden involucrar a otros niños como hermanos o primos, sugiere la psicóloga y psicopedagoga Astorga.
La especialista apunta que no se debe pasar por alto la actividad física en los horarios de vacaciones. Algunos ejercicios como saltar la cuerda o incluso, realizar juegos como escondite serán beneficiosos para el cerebro de igual manera, destaca.
En este tiempo, y de igual manera, con una pauta de cuáles actividades pueden realizar durante el día, los jóvenes también pueden comenzar a realizar ciertos pasatiempos. Se recomienda negociar con ellos cuánto tiempo destinarán a este nuevo aprendizaje, pero sin desatender otras responsabilidades como oficios hogareños.
El factor tecnológico también es necesario de evaluar, dicen los especialistas consultados. Aunque no se puede ni se debe limitar el uso de dispositivos ya que estamos en una época donde son parte de la cotidianidad, es necesario que los miembros limiten el tiempo que los utilizarán y definan cuánto invertirán en hacer actividades solos o en grupo.