A CONTRALUZ

El espectáculo deprimente de Giammattei

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Si a usted no lo invitan a una fiesta, no creo que lo más adecuado sea que vaya a la casa del anfitrión a despotricar contra este y a hacerse la víctima por el desaire. Eso sería demostrar que no es lo suficientemente maduro para entender un mensaje político y evidenciar que sus berrinches pueden más que su calidad de jefe de Estado. Eso es lo que ha ocurrido con el presidente Alejandro Giammattei. Cual alma en pena, el mandatario dio un espectáculo deprimente en Washington, donde, con su presencia, hizo más notorio que no fue invitado a la Cumbre para la Democracia, que impulsa el presidente Joe Biden. Su poca capacidad de discernimiento evitó que comprendiera que la razón de ser considerado no grato en ese encuentro se debe a que no reúne las calidades de un estadista democrático. Digamos que fue el hazmerreír porque con sus lamentaciones en la capital norteamericana traspasó los límites de la cordura en las relaciones internacionales.

' Para la Casa Blanca, Giammattei no es confiable en términos de valores democráticos.

Haroldo Shetemul

Parece que el presidente Giammattei no quiere entender que, dada su alta investidura, como representante de un país, debería conducirse con diplomacia. Todo lo contrario, en lugar de buscar acercamientos con la administración de Biden se dedicó a vociferar en su contra. Su carácter irascible es quizá su peor enemigo. Según el mandatario guatemalteco, el distanciamiento con la Casa Blanca es un asunto de derecha-izquierda, como si aún estuviéramos en la Guerra Fría y él tuviera una importancia geopolítica estratégica. No satisfecho con eso, dijo algo tan torpe como que Biden está contento porque en Honduras ganó la candidata de izquierdas Xiomara Castro, en tanto que a él lo rechaza por ser conservador. Ese fue un error garrafal porque no se trata de un antagonismo ideológico, sino que el distanciamiento se debe a que Giammattei no es confiable en términos de valores democráticos. ¿Entenderá el presidente guatemalteco que fue precisamente ese gobierno demócrata, del cual despotrica, el que le lavó la cara al donarle más de cuatro millones de vacunas contra el coronavirus porque sus negocios oscuros con los rusos lo llevaban a despeñadero?

La razón por la cual Giammattei es considerado no grato en la Cumbre para la democracia es porque ha erosionado gravemente las bases de la democracia en Guatemala. Su ambición por el poder lo ha llevado a dañar la división de poderes propugnada por Montesquieu. Ha puesto al servicio del pacto de corruptos los organismos Ejecutivo y Legislativo, además de acentuar el retroceso de la justicia, que ahora, más que nunca, está postrada ante la corrupción e impunidad con los magistrados venales de la Corte Suprema de Justicia. También ha puesto de rodillas al Ministerio Público. Por algo Estados Unidos declaró corrupta a Consuelo Porras porque es una fiel sirviente de la cleptocracia en el poder. En lugar de perseguir a los corruptos, Porras se ha dedicado a hostigar a fiscales probos, dirigentes populares y periodistas. ¿Será que Giammattei entiende que su alianza con el narcopartido UCN tiene serias consecuencias y desdice su supuesta lucha contra el narcotráfico?

No, el presidente Giammattei no baja de su nube. Si el gobierno de Jimmy Morales fue nefasto, el actual lo supera con creces. Basta ver cómo ha debilitado la institucionalidad del país. Junto con sus secuaces, el mandatario tiene atada a sus intereses a la Corte de Constitucionalidad, al Tribunal Supremo Electoral y a la Contraloría General de Cuentas. ¿Entonces, de qué democracia hablamos cuando las instituciones de contrapeso están al servicio de la clase política corrupta y del Cacif? Claro, Giammattei, forjado en la política tradicional marrullera, cree que así es el ejercicio del poder y por eso fue a Washington a dar tan lamentable espectáculo. En lugar de tender puentes, el presidente lo que hizo fue profundizar el distanciamiento con Washington.

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.