Política

Improductividad marca la mitad de la novena legislatura del Congreso

Allan Rodríguez no alcanzó acuerdos políticos para impulsar una agenda legislativa de país y dejó a un lado la reactivación económica y elección de Cortes.

Allan Rodríguez entregará la presidencia del Congreso el próximo 14 de enero. (Foto Prensa Libre: HemerotecaPL)

Allan Rodríguez entregará la presidencia del Congreso el próximo 14 de enero. (Foto Prensa Libre: HemerotecaPL)

Hoy concluye el segundo período de sesiones ordinarias en el Congreso. El trabajo hecho no llega siquiera a 20 decretos.

El Legislativo entrará en receso, los diputados distritales regresarán a sus departamentos y se quedarán a la espera del nuevo periodo, el 14 de enero del 2022.

La culminación de esta fase parlamentaria marca también la mitad de la gestión de la novena legislatura: dos años de actividad política en la cual analistas ven pocos resultados a favor de las demandas sociales.

La anhelada reactivación económica no se vio reflejada en el Congreso. A pesar de que fue parte de algunos discursos, todas las propuestas enfocadas en su consolidación quedaron sin aprobarse.

Los diputados tampoco lograron definir la elección de magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), pospuesta desde 2019, y cuya inacción, según algunos criterios, podría ser calificada como una violación a la Carta Magna.

La primera mitad de la novena legislatura termina junto a la presidencia de Allan Rodríguez, representante de Sololá.

El escaso diálogo político con la oposición, agendas legislativas casi unilaterales y señalamientos por compra de votos en sesiones clave para el Ejecutivo han acompañando a Rodríguez en su paso por el alto cargo.

Retroceso político

En dos años, la sede del Congreso ha sido escenario de dos incendios por grupos de manifestantes, lo que demuestra la inconformidad social a la que políticos son incapaces de responder.

Edie Cux, director de Acción Ciudadana (AC), considera que en estos primeros dos años el Organismo Legislativo no ha atendido las demandas sociales.

“Podemos calificar que el Congreso no ha hecho un buen trabajo, es prácticamente tiempo perdido, porque no se ve por ninguna parte que atienda las necesidades básicas de la población. Se aprobaron estados de Calamidad, mayor presupuesto, pero la población no ve ningún cambio en su vida diaria y no hay programas fuertes que se promuevan desde el Legislativo”, expresó.

Buena parte de este problema es responsabilidad de la presidencia del organismo, ya que desde ahí se tendría que haber buscado las herramientas necesarias para apoyar a la ciudadanía, agregó.

“Del 1 al 10 le daría 1 a Allan Rodríguez, la calificación más baja, porque este se puede calificar como uno de los peores congresos de los últimos 20 años. No hay ninguna ley que beneficie a la población”, remarcó Cux.

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Poca producción

Durante el año, el Legislativo ha emitido 17 decretos, incluidas medidas de excepción por la pandemia a solicitud de la Presidencia, lo que demuestra pocos resultados a favor de la ciudadanía, dice Carmen López, directora de Convergencia Ciudadana de Mujeres. A su criterio, muchos proyectos para la justicia, la niñez y para la propia economía quedaron engavetados.

“Nos parece que ha sido nefasta la gestión de este Congreso. Se han quedado muchas leyes importantes para el avance del país, pero principalmente dejaron pasar otro año sin cumplir con la Constitución para la elección de las cortes (…) Es triste el papel del Congreso, porque su última actuación fue la aprobación de un presupuesto y la entrega en concesión de un proyecto carretero”, expuso.

Asimismo, coincide en que esto se debe, en buena medida, a la dirección desde la presidencia del organismo, que según ella se enfocó solo en el beneficio de la clase política.

“Soy docente y creo que no le daría ni un punto a Rodríguez, le pondría cero. En vez de tratar que el Congreso fuera mejor, no se ve ningún cambio. Es más, se retrocedió a la legislatura anterior, está peor”, dijo.

Tiempo perdido

Jorge Wong, analista político independiente, estima que Rodríguez solo se enfocó en responder a la coyuntura con medidas temporales, sin priorizar uno de los muchos problemas que enfrentan las familias guatemaltecas.

“Échenle la culpa a la pandemia o a cualquier otra situación, pero no se vio un trabajo que fuera relevante para decir que el Congreso estuvo a la altura de las necesidades de la población con la creación de leyes para que el país salga adelante. Hubo medidas reactivas, más que de profundidad, para un cambio en el país”, argumentó.

A criterio de Wong, el trabajo que hizo Rodríguez al frente del Legislativo fue poco. “Creo que son puestos que solo se llenan con cualquier persona que está dispuesta a tomar el papel con la venia de hacer lo que diga el Gobierno. Nada justifica que no se haga nada en un puesto tan importante para el país. La historia juzgará”, añadió.

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Luces y sombras

José Echeverría, del Movimiento Cívico Nacional, es de la opinión de que las reformas a la Ley de Contrataciones es una de las sombras que más pesan sobre este Congreso, donde resaltó el trabajo y la presión de la sociedad civil para evitar que los cambios cobraran vigencia.

Aunque hubo intentos de legislación positiva, según él es difícil que el Congreso reciba una buena calificación.

“Algo que pudiera ser positivo fue la reciente aprobación de la alianza publico-privada. Sin embargo, ha venido agendada desde la legislatura pasada. Entonces, tampoco lo tomaría como un logro, gestión o impulso exclusivo de esta legislatura”, refirió Echeverría.

Además, cree que no se debe de evaluar solo a Rodriguez sino a toda la Junta Directiva. “La calificación debe ser a toda la directiva. Es cierto que él es el presidente y creo que si es deficiente, le daría un 5 por temas de gestión, convocatoria y la operación mínima del Congreso, con aciertos y desaciertos”.

 

ESCRITO POR:

Douglas Cuevas

Periodista de Prensa Libre especializado en temas políticos y del sector justicia, con 15 años de experiencia en periodismo escrito, televisivo y radial.