El 17 de marzo pasado, en Santa Lucía La Reforma, Totonicapán, en aquel documento quedó plasmado que no apoyarían que la población recibiera las dosis.
La desinformación que rodea la inmunización influye en actitudes como esta y sucede en distintos territorios, lo que dificulta el avance de la vacunación en el país, donde solo el 23% de los guatemaltecos tiene el esquema completo.
Los mitos que rodean la vacuna contra el covid-19 son varios y una misión de asistencia técnica de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (Usaid), en colaboración con el Ministerio de Salud, identificó una lista que es común en poblados que no aceptan la inyección. Son 17 rumores los identificados.
Que la vacuna contiene veneno, que está hecha con fetos humanos, que no es segura, que cambia el género, que causa esterilidad e incluso que lleva a la muerte, son algunas de las creencias que se detectaron tras sostener reuniones con personal de Salud, con entidades comunitarias de Ixcán, en Quiché, así como en Alta Verapaz, Chiquimula, Totonicapán y Sololá, además de conversaciones con periodistas locales, líderes religiosos, dirigentes de cocodes y de oenegés que trabajan en esas zonas. En ese acercamiento se conoció su percepción sobre la vacunación y se aclaró sus dudas.
Redes sociales como Facebook o aplicaciones de mensajería como WhatsApp, son canales por los que estos mitos consiguen difundirse con rapidez, también lo hacen desde los púlpitos de algunas iglesias.
El plan de comunicación institucional no logra contrarrestar esta desinformación. La inversión del Gobierno en campañas de divulgación en el tema de la vacunación contra el covid-19 ronda los Q3.5 millones, que es insuficiente, y la difusión de mensajes en idiomas mayas es nula, según trascendió esta semana en el Congreso de la República. Por su parte, el ministro de Salud, Francisco Coma, reconoció que no se ha logrado encontrar el mecanismo de hacer llegar el mensaje a las comunidades con pertinencia cultural, por lo que se replantearía la estrategia al tiempo de aprovechar el papel de los líderes locales e iglesias para acercarse a la población.
De acuerdo con el médico Mario Melgar, de la Comisión Nacional de Prácticas de Inmunizaciones (Conapi), es importante que la población tenga la información correcta sobre la vacuna y así eliminar los mitos que la rodean, eso permitirá que tengan una respuesta más consciente hacia la inmunización.
“Estoy seguro que con la información adecuada todos querrán vacunarse”, dice el doctor Mario Melgar, del Conapi.
Reacios a la vacuna
Un miembro del equipo de promoción del centro de salud de Santa Lucía la Reforma, que pidió omitir su nombre, señaló que desde el registro del primer contagio de covid-19 en el municipio, los pobladores han negado la existencia de la enfermedad. Al enterarse de que las dosis contra el coronavirus estaban por llegar, los líderes comunitarios se organizaron para rechazarlas, al punto que firmaron un acta en la cual manifiestan que no apoyarán la campaña de inmunización.
El personal de salud ha sostenido reuniones con las autoridades de la comunidad para que cambien de parecer, pero, según el promotor, “ellos están encerrados en que la enfermedad no existe”, y el mensaje que le dan a la población es: “Si te inyectás, yo no me hago responsable”. Esas palabras siembran la duda en la gente sobre los beneficios de la vacuna, desconfianza que aumenta con los mitos que se escuchan.
En Santa Lucía La Reforma la meta es inocular a 16 mil 237 personas, según dato oficial del Ministerio de Salud. Hasta el 14 de octubre, solo 3.7% de la población tenía el esquema completo, número que ubica al municipio en el tercer lugar de los menos vacunados.
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Con altoparlantes, el equipo de promoción sale a las calles para motivar a las personas a vacunarse. La radio difunde mensajes en k’iche’, una iniciativa local. Hay afiches con mensajes para informar sobre las jornadas, pero pasan inadvertidos pues cerca del 34% de la población no sabe leer —para el 2013 el municipio tenía la tasa más alta de analfabetismo de Totonicapán, según el INE—.
“Son muy pocos los que se han vacunado; la gente es muy renuente. Estamos haciendo promoción, perifoneo, pero ellos no quieren. Para nosotros, como personal de Salud, es mucha la presión”, dice el entrevistado.
Esa presión pasa porque cada promotor tiene una meta diaria de personas a las que debe convencer para que reciban la inyección anticovid. “Nos dicen: ¿cuántas consiguió hoy?, ¿a cuántas convenció?”.
La consigna es captar a 26, pero es un número elevado. “Hoy salí desde la mañana a hacer promoción, y en la lista solo llevó tres”, agrega con frustración, pues asegura que tienen dosis suficientes de AstraZeneca, Moderna, Sputnik V y de Pfizer para los adolescentes entre 12 y 17 años. El inconveniente es que los comunitarios no quieren vacunarse, y los mitos que circulan entre la población están muy arraigados.
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Trabajo de hormiga
“Hay varios mitos, el más común es el que la vacuna mata. Dicen que varias personas murieron porque se vacunaron, pero en reuniones que hemos tenido les explicamos que de las 28 mil dosis que hemos aplicado nadie ha fallecido por la vacuna, pero que sí mueren por el covid-19”, menciona Juan Manuel García, que colabora en promover la inmunización en el área de salud de Ixcán.
Esos mensajes que niegan la eficacia de la vacuna llegan a la zona por medio de las redes sociales, la radio, pero también por programas de televisión extranjeros, a los que tienen acceso a través de la señal de cable.
García indica que hay 18 comunidades localizadas en el Distrito de salud de Tzetún donde el total de la población se niega a recibir las dosis anticovid.
Como unidades de promoción van de comunidad en comunidad para que la población tenga información precisa sobre la vacuna contra el covid-19.
Al principio convocaron asambleas comunitarias para romper esos mitos, sin embargo, no lograron los resultados esperados. En ese trabajo de hormiga ahora se reúnen con los líderes comunitarios para explicarles los beneficios de la inmunización, y que ellos se conviertan en replicadores del mensaje. La estrategia funciona.
“Si un líder está comprometido y convencido de la vacuna, él también hará promoción en el resto de la comunidad. La estrategia está funcionando, no al ritmo que quisiéramos, pero más personas nos buscan para vacunarse”, dice García.
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