La construcción del arco, que se encuentra en la 7a. calle, zona 2 de Xelajú, costó más de Q2 millones 500 mil, y ahora ha sido convertido en sanitario público y vertedero, así como refugio de indigentes.
Además, propietarios de algunos negocios utilizan los pilares del arco para colocar sus anuncios.
A casi cinco años de que fue inaugurada, la obra no ha cumplido con su función y es considerada por los vecinos como un monumento a la burla.
El vecino Martín De León señaló que el monumento fue una mala inversión de las autoridades municipales, ya que el dinero se hubiera invertido para solucionar problemas como las inundaciones que se registran en varios sectores de esa ciudad.
“Este monumento de la burla, como muchos vecinos lo llamamos, además de no servir para nada, solamente ocasionó un gasto a la comuna, y el dinero es producto del pago de los arbitrios del pueblo”, enfatizó De León.
Un miembro del Consejo Comunitario de Desarrollo (Cocode) del sector, quien prefirió el anonimato, por temor a represalias, indicó que algunos de sus compañeros se opusieron a la construcción del monumento; pero el resto siempre apoyó a Barrientos Pellecer en la decisión.
“Cinco años han pasado desde la inauguración de esta obra, y no trajo ningún beneficio. No es ni pasarela ni museo, como anunció en la inauguración el alcalde Rolando Barrientos. Al contrario, en ese sitio se han registrado muchos accidentes, por la oscuridad, ya que las lámparas se quemaron”, señaló.
Barrientos expuso, durante la inauguración del arco, el 13 de septiembre del 2007: “La obra también servirá como pasarela, para evitar accidentes en el área, y en el interior habrá un museo que contará con datos históricos de la ciudad”.
Luego del acto inaugural, el alcalde le concedió la administración del arco a la Asociación de Mujeres Artesanas de Xelajú; sin embargo, ni el edil ni esa entidad han sabido darle al lugar el uso adecuado.