Diversos estudios han permitido estimar que 1 de cada 160 niños tiene un trastorno del espectro autista (TEA). Este se manifiesta en los primeros años de infancia y persiste a lo largo de toda la vida. Dentro de dicho espectro se encuentran niños que llegan a desarrollarse plenamente y pueden vivir de manera independiente, así como aquellos que necesitan atención y apoyo constante.
“Fui diagnosticado con Asperger a los 11 años, en mi experiencia me costó un montón. Yo gracias a mi papa más que todo, he logrado salir adelante con esto, el siempre me dijo, vos vas a sacarle lo bueno no te vas a enfocar en lo malo”, comenta Enrique Silhy de 17 años, que padece de Autismo.
Lamentablemente, según reportes independientes, se ha evidenciado que la falta de información es el principal punto de tensión de los padres que reciben este diagnóstico por primera vez. Esto no solamente genera estrés en la relación familiar, sino también impide que las familias puedan tomar las acciones necesarias para impulsar el desarrollo adecuado de los niños diagnosticados con TEA.
“Al principio mis papas no sabían nada, pensaban que eran berrinches, yo tuve que ir aprendiendo como entender y cómo funcionaba todo alrededor mío, fue difícil para mí, porque todas las demás personas no había una lucha de parte de ellos, y eso es un problema, yo me aprendí a empujar, estoy donde estoy, no me trabo al hablar. En el futuro me veo como un piloto de la fuerza aérea” finaliza Silhy