Si me permite

Todo esfuerzo en educación trae su recompensa

La educación que trae verdaderos cambios es siempre producto de un esfuerzo cotidiano.

“Las raíces de la educación son amargas, pero el fruto es dulce.” Aristóteles

Entendemos que la educación es un proceso que se lleva a cabo a lo largo de toda nuestra vida, porque en cada nuevo día que iniciamos habrá algo nuevo que deberá recibir nuestra atención, debemos tener la apertura para tomar nota y agregarlo a lo que hemos aprendido en nuestro pasado. Esto implica que debemos prestar atención para que el inicio de la educación de cada niño sea del modo correcto para que se pueda añadir a cada paso lo nuevo que se presenta.

Una educación que sea imponente traería conocimiento, pero nunca el proceso será gratificante.

Es comprensivo que en la educación formal cada etapa recibe algún diploma certificando que la ha completado, pero en ningún momento esto es un punto final, sino, por el contrario, cada etapa nos capacita para que podamos adecuar la nueva información que se recibe en la vida. Esta dinámica nos hace aprendices de cada cosa nueva que va surgiendo en nuestra sociedad. Si alguno no acepta esta realidad se va descontextualizando de su medio al punto que puede perder toda capacidad de comunicación.

Notoriamente nuestro medio cada día va asimilando conceptos nuevos por el simple hecho de que la sociedad está en constate avance y ello la obliga a crear y adecuar el conocimiento que se tiene. Por esta misma razón, aquellos que no mantienen el ritmo en su medio van simplemente perdiendo toda comunicación al punto de que quedan aislados de todas las relaciones que habían logrado. Esto nos obliga a cada uno de nosotros mantener una prudente apertura a marcar el ritmo de nuestro medio para no quedar descalificados y al final quedar solos por no innovar la educación que hemos recibido en el pasado.

Debemos entender que ser educados, más que asunto de conducta y modales con los que nos interrelacionamos es también lo que estamos asimilando por la lectura o la conversación que estamos acostumbrados a tener con nuestras relaciones. Siempre hay personas que pueden estar en un círculo de relaciones y están escuchando lo que se está hablando, porque necesitamos que nos ayuden aquellos que viven con la información más avanzada y están al día para actualizarnos en algunas cosas que no hemos sabido anteriormente.

Si aceptamos que la auténtica educación es un transitar de lo conocido a lo desconocido, la vida llega a ser un peregrinaje lleno de expectativas, por poder añadir a lo que sabemos algo nuevo que previamente no   sabíamos, y vivir siempre con la mira hacia qué cosa nueva podemos adquirir hoy que nos habrá de ser útil para el resto de nuestra vida.

Es gratificante convivir con personas que viven actualizadas, no solo con su entorno, sino también están informadas de lo que está sucediendo fuera de su medio. Estas personas no simplemente se mantienen estudiando para actualizar lo que ya han aprendido, sino que incursionan en nuevas áreas con las cuales pueden ampliar sus conocimientos y de ese modo logran nuevas relaciones con diferentes campos del conocimiento  que  en el mundo que vivimos podemos alcanzar.

Por lo mismo, si nos consideramos  personas educables, entonces para el resto de nuestros días habremos de vivir las aventuras necesarias que nos enriquezcan cada día y habremos de ser recompensados por poder ampliar las relaciones que hasta este momento hemos logrado cultivar, y seguramente cultivaremos otra nueva.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.