Lo que se sabe de Fariña es que los clubes nocturnos Elite de la región -en la zona 10 de la capital guatemalteca hay uno- son de su propiedad y además, era promotor musical, aunque no era conocido dentro de ese gremio en Guatemala.
El nicaragüense Ramón Rodríguez, director del Teatro Nacional Rubén Dario, en Managua, dijo a medios locales que Fariña trabajaba con un su tío afinando pianos, pero luego emigró a Guatemala, donde su vida floreció.
Recordó que Fariña organizó otras presentaciones de Cabral, además que la última en la ciudad de Quetzaltenango.
Aparte, medios argentinos transmitieron información de que Fariña habría recibido amenazas de muerte antes del atentado.
Por su parte, las autoridades guatemaltecas se limitaron a decir que Fariña es investigado, que posee información que no puede compartir aún, que la organización no solicitó seguridad a la Policía Nacional Civil (PNC) y hay coordinación con El Salvador, Nicaragua y Honduras para que las labores de Inteligencia nutran la investigación.
Infortunio
El Gobierno guatemalteco sostiene que el atentado, perpetrado ayer a las 5.20 horas en el Bulevar Liberación, una de las vías más importantes de la capital, iba dirigido a Farriña y no contra Cabral, quien se convirtió en una víctima más de la barbarie que vive el país.
Los planes de Cabral eran viajar a las 5 horas del Hotel Grand Tikal Futura hacia el aeropuerto internacional La Aurora mediante el servicio de autobús de tiene el hotel, pero la noche del viernes Farriña lo encontró en el lobby y se ofreció a llevarlo personalmente.
Cabral aceptó y, como era su gusto, viajaba en el asiento del acompañante del conductor, por lo que las balas que se cree iban dirigidas hacia Fariña, también alcanzaron a Cabral. De hecho la bala mortal se alojó en el cráneo del lado izquierdo, según determinó la necropsia.