Los comentarios de los asistentes fueron muy positivos; se detenían por mucho tiempo para ver con detenimiento el proceso de elaboración de las obras de arte.
A las 15 horas, en la Sala Efraín Recinos comenzó el ensamble de marimbas en las que participaron 14 agrupaciones, entre ellas Altense, Estrella Caminera, Teclas de Oro y Kaibil Balam.
Dentro del público destacó el homenajeado, Efraín Recinos, quien cumplió ayer 83 años de vida, ocasión que motivó todo el evento. La concurrencia participó muy activamente en el concierto, con el que también se conmemoraron los 487 años de la fundación de la ciudad de Quetzaltenango y los 64 años de la creación de la Fraternidad Quetzalteca.
La esperada develación
Al finalizar el concierto, se invitó a los asistentes a que acompañaran la develación de la escultura del maestro.
Tras una corta bienvenida y un caluroso recibimiento con aplausos y ovaciones, Recinos tomó el micrófono y, con la sencillez que lo caracteriza, explicó el porqué del diseño del majestuoso Teatro. “El diseño no es un capricho; fue para reducir costos y para hacer una creación original de Guatemala sin copiar a nadie”, expresó Recinos.
Posteriormente hablóÉdgar Guzmán Schwartz, quien afirmó: “Es un honor hacer lo que hice”, a lo que Recinos le respondió: “El honor es mío”.
Después de la entrega de unos reconocimientos, Carolina Escobar Sarti, integrante de la Asociación Efraín Recinos, dijo que el sueño que se tenía hace un año, cuando se celebró el 82 aniversario de Recinos, se logró hacer realidad gracias al apoyo de muchos voluntarios. “Ahora, Efraín quedará inmortalizado en el lugar que el mismo maestro decidió que se colocara”, agregó Escobar Sarti.
Un grupo de jóvenes artistas pintó una Guatemalita, obra emblemática de Recinos, sobre una tela blanca que cubría la escultura. La obra fue develada ante más de cien personas asistentes, que aplaudieron y no dejaron de tomarse fotos con el maestro junto a su efigie.
Al finalizar el acto se le preguntó al maestro acerca de cómo se sentía: “Me da mucha vergüenza”, pero no dejó de sonreír durante todo el acto.