Moon, que ha apostado desde su llegada al poder el pasado mayo por el dialogo con Corea del Norte, aseguró además que su “gobierno, asumiendo todas las consecuencias, bloqueará una guerra por todos los medios”.
La tensión entre EE. UU. y Corea del Norte llegó la semana pasada a niveles récord después de que el régimen de Kim Jong-un amenazara con bombardear las inmediaciones de isla estadounidense de Guam, en el Pacífico Occidental, en respuesta a las últimas sanciones de la ONU.
“Cualquier acción militar que vaya a emprenderse en la península coreana requiere el consentimiento de Corea del Sur”. Moon Jae-in, presidente surcoreano.
El presidente estadounidense, Donald Trump, replicó con especial beligerancia, prometiendo “fuego y furia” si Corea del Norte no rebajaba el tono, lo que desató todas las alarmas de un posible conflicto armado.
En este sentido, el líder surcoreano explicó que aunque EE. UU. tome acciones militares fuera de la península, “estoy seguro de que habrá suficiente consultas con Corea del Sur de antemano si esa operación puede incrementar la tensión entre el Norte y el Sur”.
Moon apuntó además que las palabras de Trump tenían el objetivo de aumentar la presión sobre Pionyang, y no señalar una inminente acción militar contra el régimen norcoreano.
“Creo que el presidente Trump trató de presionar a Corea del Norte mostrando una postura firme. No considero necesariamente que mostrara su determinación de optar por la opción militar”, dijo el presidente.
Las palabras apaciguadoras de Moon llegan después de que en los últimos días tanto Washington como Pionyang se hayan inclinado a rebajar el tono notablemente.
Mientras miembros de la Administración Trump se han pronunciado a favor de agotar la vía diplomática antes de cualquier acción militar, el presidente calificó de “muy sabia” la decisión del líder norcoreano de suspender sus planes de atacar Guam, porque la alternativa habría sido “catastrófica”.
Los medios norcoreanos señalaron el pasado martes que Kim Jong-un había decidido “observar un poco más” las acciones de EE. UU. antes de ejecutar su amenaza de bombardear Guam, lo que se interpretó como un importante y simbólico paso atrás de Pionyang en su actitud beligerante.
Desde su llegada al poder, el nuevo presidente surcoreano ha tratado de mejorar los lazos con Corea del Norte, aunque también ha apostado por mantener las sanciones impuestas al régimen de Pionyang por sus continúas pruebas armamentísticas.
En este sentido, Moon dijo que Pionyang “está cerca del punto crítico” y que si completa el desarrollo de misiles intercontinentales (ICBM) y el montaje de cabezas nucleares en ellos habrá “cruzado la línea roja”, aunque volvió a insistir en que su oferta de diálogo sigue en pie.
“Si Corea del Norte vuelve a realizar una provocación, el Norte se enfrentará a mayores sanciones y no podrá soportarlas”, sentenció durante su multitudinario encuentro con la Prensa.
Dentro de los contactos diplomáticos por la crisis de Corea del Norte, los responsables de Exteriores y de Defensa de EE. UU., Rex Tillerson y James Mattis, respectivamente, tienen previsto reunirse en Washington con sus homólogos japoneses, Taro Kono y Itsunori Onodera, con el objetivo de reafirmar su alianza bilateral y presionar a Pionyang.
Se trata del primer encuentro “+2” de Exteriores y Defensa de las dos administraciones en dos años y la primera desde que Donald Trump asumiera el poder el pasado enero.