El último caso concierne a la argentina Daniela Vargas, de 22 años, que llegó de niña a Estados Unidos y fue detenida el miércoles tras hablar públicamente contra la deportación en un acto en Jackson, Mississippi (sur).
Cuando hace dos meses agentes migratorios llegaron a su casa para arrestar a su padre y a su hermano, también indocumentados, Daniela consiguió escapar escondiéndose en un ropero.
“Alarmante”
“Es alarmante que el ICE la haya seguido desde una conferencia de prensa sobre inmigración”, escribió en su cuenta Twitter el senador demócrata Ricard Durbin.
Vargas llegó a estar protegida por el DACA, un decreto firmado por el expresidente Barack Obama en 2012 que impide que los niños traídos por sus padres ilegalmente a Estados Unidos y que han crecido aquí sean deportados, y al que se acogieron unos 750.000 jóvenes 'Dreamers', como son llamados.
Pero lo dejó expirar, y aunque estaba en trámites para renovarlo, ICE quiere deportarla sin darle el derecho a una audiencia con un juez migratorio, denuncian sus abogados.
“ICE no tiene vergüenza. Esta agencia ahora ha detenido a otro 'Dreamer' como yo, esta vez, aparentemente, por ejercer su derecho a la Primera Enmienda”, dijo Yatziri Tovar, una joven con DACA que trabaja con la ONG Make the Road New York, en referencia a la enmienda constitucional que protege la libertad de expresión y reunión.
Trump ha tenido un discurso contradictorio sobre los jóvenes con DACA. En la campaña insistió en que no estaba dispuesto a darles una “amnistía ilegal”, pero luego suavizó su discurso y prometió tratarlos con un “gran corazón”.
La agencia migratoria no respondió el pedido de la AFP para comentar el caso.
“Un cheque en blanco”
Envalentonados tras el nuevo decreto de Trump que amplía su poder para arrestar y deportar inmigrantes -por ejemplo a sospechosos de cometer delitos que no han sido formalmente acusados-, agentes migratorios han detenido indocumentados que buscaron refugio en un gélido día en una iglesia de Alexandria, Virginia (sureste), y a una mujer que fue a denunciar un caso de violencia doméstica dentro de un tribunal de El Paso, Texas (suroeste).
También entraron a chequear los documentos de todos los pasajeros en un avión que acababa de finalizar un vuelo doméstico y aterrizó en el aeropuerto JFK de Nueva York.
“Hay ciertamente una actitud más agresiva de los agentes migratorios, ya que sienten que ya no tendrán que rendir cuentas si tienen como blanco 'áreas sensibles' como iglesias, escuelas”, dijo a la AFP César Vargas, el primer abogado de Nueva York que se declaró públicamente indocumentado.
“Trump ha dado a los agentes un cheque en blanco para hacer lo que les parezca”, añadió Vargas, fundador de la ONG Dream Action Coalition, que defiende una reforma migratoria.
El mayor miedo de los 11 millones de indocumentados que viven en Estados Unidos es ser separados de sus familias. Muchas veces uno o los dos padres son indocumentados, algunos hijos son estadounidenses, y otros hijos pueden haber llegado de niños y están protegidos por el “DACA”.
El miedo creció con la reciente deportación de Guadalupe García de Rayos, una mexicana con dos hijos que vivía en Arizona desde los 14 años y que fue acusada en 2008 de falsificar una tarjeta de seguridad social para conseguir empleo.
Huyendo del ICE, que quiere deportarla, otra mexicana de 47 años se refugió en una iglesia de Denver, Colorado, con sus tres hijos menores de edad.
“Estoy dispuesta a sacrificar lo que sea necesario para poder estar con mis niños”, dijo Jeanette Vizguerra a la AFP.
Los jóvenes protegidos por el DACA tampoco se sienten a salvo tras el arresto de Daniela Vargas y del mexicano Daniel Ramírez Medina en Seattle.
Ramírez, que llegó a Estados Unidos a los siete años y ahora tiene 23, fue detenido hace tres semanas cerca de Seattle a pesar de que tiene el DACA vigente. Los agentes migratorios, que entraron a su casa a detener a su padre, aseguran que confesó integrar una pandilla, aunque él lo niega y no tiene antecedentes.