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“No alcanza el dinero”: La lucha por sobrevivir a la desnutrición aguda en Alta Verapaz

Tucurú es uno de los municipios en Alta Verapaz en donde los niños menores de cinco años son acechados por la desnutrición aguda, las condiciones de pobreza los orilla a cruzar esa línea que puede llevarlos a la muerte.

Los casos de desnutrición aguda continúan en ascenso, el municipio de Tucurú en Alta Verapaz, en un reflejo de la realidad que asola a la niñez guatemalteca. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

Las verdes montañas de Alta Verapaz esconden una realidad que se ensaña con la niñez. Este es uno de los departamentos en donde se reporta una alta cantidad de casos de niños menores de cinco años con desnutrición aguda. El registro al 15 de junio es de mil 296, según el Sistema de Información Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional de Guatemala (Siinsan)

Pero el infortunio no se queda allí, en el departamento han fallecido cuatro niños por esta causa. Una de las muertes ocurrió en Tucurú, que como indica el registro del Ministerio de Salud es uno de los municipios más afectados de las Verapaces, al tener 106 casos.

Las causas pueden ser varias, como explica Francisco García, enfermero del Centro de Salud de la localidad. El alto precio de los productos de la canasta básica limita a las familias, principalmente de las que viven en áreas rurales, a tener acceso a alimentos.

Se suma la falta de empleo en la localidad, quienes pueden migran a Honduras por ocho o doce semanas para la temporada de corte de café, pero lo poco que ganan no alcanza para sostener el hogar en los meses siguientes.

Por otro lado, la esperanza de quienes esperaban cosechar algo de maíz, quedó marchitada por el sol como lo hizo con la milpa. La sequía fue intensa en esta región.

“El maíz y el frijol es el alimento principal y si carecen de estos las familias no tienen nada que comer, además, también lo utilizan para intercambiar, vender un poco y conseguir otros alimentos”, refiere García.

El incremento de los casos de desnutrición aguda que se han detectado en el municipio se debe por las acciones de identificación que se han intensificado por parte del personal de salud, pero el trabajo también se enfoca en el recate de los niños, y según García, en Tucurú se ha logrado recuperar al 70% de los menores afectados, lo que menciona “es el mejor índice en Alta Verapaz”.

Una libra de peso por mes de vida

De tez blanca y grandes ojos, Hada tiene 11 meses y pesa 11 libras. La niña originaria de aldea Chimay, en Tucurú, fue diagnosticada con desnutrición aguda severa. Su frágil cuerpo no es capaz de soportar un refriado común y de complicarse puede provocarle la muerte. Por su estado necesita cuidados de salud especiales.

Su madre Rosalina Caal Chun, de 18 años, la llevó ayer -25 de junio- al centro de salud de la localidad poque le indicaron que la menor estaba baja de peso. Para llegar caminó 10 minutos bajo el sol y luego abordó un vehículo que la acercó hasta el centro de Tucurú. 

Hada Caal Chun tiene 11 meses y pesa 11 libras, la niña presenta un cuadro de desnutrición aguda severa. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

“Dejó de mamar hace un mes”, dice en q'eqchi' Rosalina. El alimento de la niña en los últimos días ha sido tortilla machacada en caldo de frijol o de hierbas, que son los alimentos que están al alcance del bolsillo de la madre soltera, que trabaja en lo que puede, como lavar ropa. Así, con suerte consigue de Q30 a Q35 para sobrevivir.

En el centro de salud, cuando Hada llegó la acostaron en una camilla sobre la manta en la que su madre la envolvió, e inmediatamente las enfermeras pincharon su delgada mano para colocarle un suero vía intravenosa para hidratarla.

Los quejidos de la niña mostraban su malestar, pero era necesario actuar pronto, para horas más tarde traslada al centro de recuperación nutricional que está ubicado en San Cristóbal Alta Verapaz, donde permanecerá por un par de semanas.

Fue necesario buscar el apoyo de la Policía Nacional Civil (PNC) para que la madre accediera a transferir a la menor, pues entre el dilema de que Hada se recupere, Rosalina también debía pensar con quién dejaría a su otro hijo de dos años, pues ella debe estar junto a la bebé durante el tiempo que esté internada.

Francisco García, enfermero del Centro de Salud, señala que cuando detecta a un niño con bajo peso le dan seguimiento, y el caso de Hada lo identificaron en mayo pasado, era un cuadro de desnutrición aguda moderada. Este lunes cuando se le hizo la evaluación se detectó que había perdido más peso y pasó a un cuadro severo.

Refiere que recurrieron a la PNC para garantizar el derecho a la salud de la niña, pues en el centro de recuperación nutricional será atendida por especialistas.  

“Cualquier enfermedad oportunista en su estado puede ser mortal. Ahora solo tiene un resfriado común, pero se puede convertir en una neumonía”, agrega el enfermero. “Detectamos a tiempo el caso. Vimos su historial y el peso va cada vez más para abajo. La niña no está mamando y solo le dan atolitos, y a su edad necesita de otros alimentos para desarrollarse bien”.

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Círculo vicioso de la desnutrición

Recaída tras recaía, así han sido los casi dos años de vida de Mario Caal Tiul. El niño padece desnutrición aguda moderada, un cuadro del que no ha logrado salir. El año pasado fue diagnosticado varias veces con bajo peso por las enfermeras que visitan la aldea Herradura Chijul, en Tucurú, y en reiteradas ocasiones le han apoyado para que gane unas libras, pero a las semanas la situación se repite.

En mayo fue llevado al centro de recuperación pesando 15 libras, le dieron de alta hace cinco días sin que el niño estuviera recuperado del todo (salió con 17.5 libras). Volvió a su casa con sus cinco hermanos y sus padres, pero la condición de pobreza en que vive y el escaso alimento al que tiene la familia sentencian a Mario a permanecer en el círculo vicioso de la desnutrición aguda.  

Mario Caal Tiul cumplirá dos años en julio, pero la mayor parte de su vida ha mostrado un cuadro de desnutrición aguda moderada. Fue internado en el centro de recuperación de San Cristóbal, Alta Verapaz, pero no logró recuperarse. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

Es el mediodía en la casa de la familia Caal Tiul, y no hay ollas en el fuego. Los niños esperan el almuerzo, pero Rosalía aguarda a que su esposo llegue a casa con unos quetzales para comprar algo para comer. Él trabaja en lo que puede, como los demás hombres de la aldea.

Sobre unas tablas de madera guardan unas mazorcas de maíz para protegerlas de la humedad del suelo de la tierra, y quizá alcance para unos 15 días de alimento. Al terminarse deberán comprar, pero si el jornal no supera los Q40 diarios, juntar para un quintal es un lujo. “No alcanza el dinero”, menciona Rosalía.   

Estaban esperanzado en el maíz que sembraron, pero la sequía arruinó la milpa. Ahora que se viene la lluvia quizá las pocas plantas que fueron afectadas continúen su crecimiento, solo esperan que el agua no desborde el río que está a unos metros de su casa.   

Dilia Angelica Chocal, auxiliar de enfermería en la comunidad Chijul, menciona que en febrero pasado detectaron a Mario con bajo peso, un cuadro de desnutrición aguda moderada, y al no ver mejoría lo refirieron al Centro de Recuperación de San Cristóbal, en Alta Verapaz. “Sigue en desnutrición, no ha llegado al peso adecuado. Tendría que subir otras dos libras para que tenga una medida normal”,

ESCRITO POR:

Ana Lucía Ola

Periodista de Prensa Libre especializada en temas comunitarios, con énfasis en Salud y Educación, con 17 años de experiencia. Reconocida con el Premio de Prensa Libre en categoría Reportaje, en 2019. Premio de la UPANA por Informar a la población guatemalteca sobre la realidad en nutrición y desnutrición en el país, en 2019. Diplomado El periodismo en la era digital como agente y líder de la transformación digital impartido por el Tecnológico de Monterrey.