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El Niño afectó 72 mil hectáreas de cultivos de subsistencia y agudiza la inseguridad alimentaria

Los pequeños agricultores tienen un pronóstico crítico en el tema de seguridad alimentaria. Las reservas de alimento se están agotando para estas familias.

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Foto: Edwin Berci‡n

La sequía que se presentó en algunas áreas del país durante el 2023, y las lluvias copiosas que se dieron en otras, afectaron las cosechas de los pequeños agricultores. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

La sequía y el exceso de lluvia que se presentó en el 2023, como efectos del fenómeno El Niño, afectaron 72 mil 612 hectáreas de pequeños agricultores, que en muchos casos producen alimentos para autoconsumo. Esto aumenta el riesgo de inseguridad alimentaria en hogares de distintos municipios, según el monitoreo del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (Maga).

Son 77 municipios los que tuvieron pérdidas por sequía agrícola, mientras que por las lluvias copiosas resultaron afectadas 97, según Rafael Robles, de la Dirección de Información Geográfica, Estratégica y Gestión de Riesgos (Digegr) de la institución.

Menciona que en el caso de las zonas donde los niveles de precipitación han sido más altos, algunos cultivos tienen cierto grado de tolerancia, es decir, que tienden a reponerse y esto disminuye las pérdidas para el agricultor. Pero en el caso de las siembras afectadas por la sequía la recuperación no es nada alentadora.

El departamento que ha tenido mayor afectación por sequía agrícola es Alta Verapaz, le sigue Escuintla. Por exceso de lluvia son Huehuetenango y San Marcos, mientras que Chimaltenango y Guatemala son los que estarían “libres” del problema.

“Lo que tuvo el fenómeno de El Niño fue esa desconfiguración del clima, en el que algunos sectores del país tuvieron mucha lluvia y otros sequía. ¿Y eso cómo sucede? Quiere decir, que pasan varios días sin lluvia y en una tarde llueve todo lo que debería haber caído en 10 días; eso no es bueno para el cultivo, porque el agua debería está mejor proporcionada”, dice Robles. También afectó los cultivos que este año comenzó con heladas y bajas temperaturas.  

El entrevistado menciona que en años anteriores el fenómeno de El Niño presentaba únicamente sequías, pero lo que sucedió en 2023 fue atípico y sus efectos persisten este año, como lo señala el pronóstico del Instituto Nacional de Sismología, Meteorología, Vulcanología e Hidrología (Insivumeh).

Aunque en las próximas semanas se espera una transición a condiciones neutras, que podrían mantenerse hasta el trimestre de junio-agosto, esto implica que los acumulados de lluvia puedan ser menores en comparación con el año anterior, las regiones del Norte y el Caribe del país podrían mostrar un déficit. Luego de este período se dará paso al fenómeno de La Niña.

Robles indica que como Maga se preparan para hacer un monitoreo a través del Centro de Información Estratégica Agropecuaria en 200 municipios vulnerables.

“Tendremos exceso de lluvia en algunas regiones del país, como parte de la Franja Transversal del Norte y en la zona semiárida, que es el llamado corredor seco, también habrá déficit hídrico. Tendremos afectación por las canículas que se viene para julio y agosto. Como estamos finalizando el fenómeno de El Niño y se viene La Niña, algunos departamentos tendrán esa afectación doble de exceso de lluvia y de sequía”, refiere.

En estas zonas de vulnerabilidad hay siembras de maíz, frijol, café, cardamomo, arroz, ajonjolí, hortalizas, banano, tabaco, melón, plátano, caña de azúcar y pastos, que han resultado afectadas.

Como Maga, indica que con base a estos pronósticos se realizan análisis agroclimáticos y recomendaciones que comparten con los agricultores para que estos sepan cómo afrontar estas condiciones del clima, esto como un trabajo preventivo.  

De alto impacto

La afectación de la cosecha de granos básicos en 2023 tendrá un serio impacto en los hogares rurales del corredor seco, Alta Verapaz y en el altiplano del país, que experimentarán un deterioro en su alimentación, como señala la perspectiva de seguridad alimentaria de la Red de sistemas de alerta temprana contra la hambruna, (FEWS NET, en inglés).

El informe indica que la escasa producción en los cultivos, recurrente en los últimos años, impide que los hogares tengan maíz y frijol de reserva para afrontar el período de hambre estacional. Esto los obliga a comprar los granos por un período más largo del año.

Destaca que si bien entre octubre y febrero muchas familias obtuvieron ingresos al emplearse en el corte de algunos cultivos como café, ese dinero es insuficiente para adquirir alimentos cuyo precio ha tenido un alza considerable, y la consecuencia es “el inicio prematuro de la temporada de escasez”.

Para estas familias no hay otra opción que recurrir a estrategias de afrontamiento, como la venta de activos productivos y reducir alimentos en la dieta familiar, como refiere el informe, lo que los ubicará en una fase de crisis de inseguridad alimentaria aguda -según la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF)-, condición en la que mantendrían hasta septiembre.

También se menciona que los daños de cultivos por sequía ocurrieron entre junio y septiembre del 2023, mientras que por exceso de lluvia fueron entre julio y noviembre, tiempo en el que también se presentaron inundaciones, heladas y fuertes vientos.

Las condiciones climáticas ocasionaron un retraso en los períodos de siembra. Por ejemplo, la primera que se realiza entre abril y mayo se postergó de uno a dos meses. Algunos agricultores esperaron la llegada de las primeras lluvias para sembrar, los que sembraron en el tiempo previsto debieron hacer una resiembra luego del inicio fallido de la lluvia. Esta situación que amenaza con repetirse este año, ante las condiciones climáticas que se prevén en 2024.

La pérdida del frijol, como añade el documento, fue de medias a totalidad por la sensibilidad de este cultivo a los cambios del clima.

Con reservas mínimas

Por otro lado, el informe del Sistema de Monitoreo de Cultivos muestra que para estos días los hogares de la región norte y la costa sur del país ya agotaron su reserva de maíz, pues para abril solo tenían un quintal por familia que alcanzaría para 0.38 meses. Los hogares del oriente y occidente tenían tres quintales que les duraría para 1.1 meses.

Mientras que la provisión de frijol es menor. Las familias del occidente, norte y sur solo contaban con el grano para el sustento de 15 días. En la región del oriente la reserva era de 1.7 meses.

Si a esta realidad se suma que los precios de los granos básicos se han elevado -la libra de maíz para abril costaba Q2.61 y el del frijol Q8.84- la crisis alimentaria que se prevé para los próximos meses será mayor a los 3.1 millones que la CIF preveía para febrero.

El Monitoreo del Hambre que realiza el Programa Mundial de Alimentos (PMA) en tiempo real reportaba que para este 28 de abril eran 4.1 millones de guatemaltecos los que tenían un consumo mínimo de alimentos.  

ESCRITO POR:

Ana Lucía Ola

Periodista de Prensa Libre especializada en temas comunitarios, con énfasis en Salud y Educación, con 17 años de experiencia. Reconocida con el Premio de Prensa Libre en categoría Reportaje, en 2019. Premio de la UPANA por Informar a la población guatemalteca sobre la realidad en nutrición y desnutrición en el país, en 2019. Diplomado El periodismo en la era digital como agente y líder de la transformación digital impartido por el Tecnológico de Monterrey.