Datos refieren que el consumo nacional per cápita de miel es bajo, pues no alcanza ni 50 gramos por persona al año.
De acuerdo con Eduardo Montalvo, vicepresidente de Cadena Apícola Nacional, en general, el sector se caracteriza por ser una apicultura básica y poco tecnificada con rendimientos que no sobrepasan los 15 kilogramos por colmena anuales, cuando la producción mínima debería ser de 30 kilogramos.
Montalvo señaló que en todos los casos, la actividad apícola representa una fuente alterna de ingresos para las familias que la desarrollan, ya que en su mayoría viven en condiciones de pobreza.
desarrollo
Se estima que en el país existen unas 150 mil colmenas que son administradas por unos 10 mil apicultores, de los cuales el 98 por ciento solo produce miel, pese a que hay oportunidad para desarrollar subproductos como el polen, la jalea real, los propóleos, la cera, entre otros.
Según Jorge Ibarra, presidente del Comité Apícola de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport), la calidad de la miel de Guatemala la hace apetecible a nivel internacional. Cada año, el país exporta —a Europa principalmente— 140 contenedores.
Ibarra reconoció que aún existen debilidades en temas de productividad, manufactura y desarrollo de subproductos. “En polinización existe un alto potencial; por ejemplo, ese proceso a base de abejas es responsable del aumento en 7 por ciento en la cosecha de café y de hasta un 95 por ciento en las cucurbitáceas —berries y melón, principalmente—”, señaló Ibarra.
desafíos
Montalvo indicó que en los últimos 10 años, la apicultura ha tomado fuerza en el país, pero ha recibido poca atención pública, en materia de políticas de desarrollo, incentivos, transferencia tecnológica y asistencia financiera.
“En un país con altos niveles de desnutrición y pobreza, las propiedades nutritivas de la miel debería ser un factor para impulsar su consumo y, con ello, el desarrollo del sector”, señaló Montalvo.
Recientemente, la Cadena Apícola Nacional validó su estrategia para impulsar tres líneas de acción para potenciar el sector: la investigación en materia de innovación tecnológica, la profesionalización y transferencia tecnológica a los apicultores, y el desarrollo empresarial.
Se espera que los diferentes aportes de las líneas estratégicas coadyuven para la consolidación de una propuesta de política pública para el desarrollo del sector apícola nacional.