A esa conclusión se llegó después de un análisis de arqueoacústica, con estudios de física, etnología e incluso ornitología —estudio de las aves— aplicados a 125 instrumentos.
Después de año y medio de trabajo, los estudiosos identificaron los posibles sonidos que se utilizaban en ceremonias funerarias y agrícolas, para atraer la lluvia e imitar o cazar aves.
Además, en la investigación se descubrió que la mayoría de las flautas prehispánicas emiten escalas con rangos de sonidos más extensos y complejos comparados con la escala occidental de cinco notas, entre estas la flauta triple, de la cual se obtuvieron 600 “rangos sonoros”.